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Travesía en el J.J. Sister
Noche tempestuosa en el J. J. Sister (con D. José Orlandis) en el viaje que hizo el Padre de Barcelona a Génova. El médico de Madrid le había desaconsejado que hiciera el viaje, y que no respondía de su vida si lo hacía.
San Josemaría había escrito a don Álvaro: "No me hace ninguna gracia el viaje que me indicas como conveniente: nunca he estado en peor disposición física (...). Sin embargo, decidido a no poner inconvenientes a la Voluntad de Dios (...) iré como un fardo".
La tormenta -impropia de la época del año en que viajaban- duró casi 20 horas. Toda la vajilla y la cristalería del comedor del barco se rompieron. Se oían rodar los muebles de las habitaciones de un lado a otro. Prácticamente todos los pasajeros y miembros de la tripulación -incluido el capitán- terminaron mareados. En pleno temporal, el Padre comenta a don José: "¿Sabes lo que te digo? Pues que, si nos vamos al fondo y nos comen los peces... ¡Perico Casciaro no vuelve a probar la pescadilla en toda su vida!". Poco después comenta: "¡Hay que ver de qué manera el diablo ha metido el rabo en el golfo de Lyon! ¡Está visto que no le hace ninguna gracia que lleguemos a Roma!.
San Josemaría llegó a Génova la noche del 22 de junio. Ahí le esperaban don Álvaro y don Salvador Canals. Al saludar a don Álvaro, le dijo: "¡Aquí me tienes, ladrón...! ¡Ya te has salido con la tuya!". Esa noche duermen en un hotel de Génova, pero es tan tarde que ya está cerrado el comedor. El Padre lleva más de treinta horas sin comer nada. Esa noche don Álvaro sólo puede ofrecerle un pequeño trozo de queso que ha guardado pensando en el Padre. Al día siguiente -23- salen hacia Roma.
INÉDITO