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En El Rincón, de Valladolid
El Rincón disponía de una sala de estar y de una habitación que hacía las veces de biblioteca, donde solían reunirse a estudiar una docena de jóvenes. A media tarde, interrumpían el estudio, leían y meditaban puntos del libro Camino en la sala de estar delante de un cuadro de la Virgen con el Niño, y después disfrutaban de un rato de tertulia tal como ha recordado uno de los protagonistas:
Aquellas tertulias ayudaban mucho a conseguir aquel ambiente de familia, de alegría y de intimidad que era parte muy importante de la labor proselitista de El Rincón. En los momentos libres teníamos largas charlas individuales con los chicos que iban apareciendo, para explicarles un poco lo que era la Obra e irles ambientando en el espíritu que procurábamos vivir y se trataba que ellos aprendieran.
ONÉSIMO DÍAZ