-
Origen del punto 742 de Camino
742* Aquellos cuadros de Valdés Leal, con tanta carroña distinguida -obispos, calatravos- en viva podredumbre, me parece imposible que no te muevan.
Pero ¿y el gemido del duque de Gandía: no más servir a señor que se me pueda morir?
Texto escrito sobre una octavilla Bl, grafía gruesa. El texto procede del mismo guión que los dos puntos anteriores. El p/741 y el p/742, también por la grafía, parecen redactados consecutivamente. La anotación que sirve de punto de partida es la misma, que se prolonga así:
«Omnis caro foenum, et omnis gloria eius quasi flos agri (Isai. XL, 6). Eso es un cuerpo hermoso. Contemplación de un cadáver. San Francisco de Borja. -Cuadros de Valdés Leal, en el Hospital de la Caridad (Mañara) de Sevilla. La cruz de ceniza de los calatravos».
Antes de que el Autor los conociera, estos cuadros de Valdés Leal habían sido objeto de comentarios culturales y artísticos -también con un punto de humor-, en los coloquios que mantenía con los universitarios que pasaban por Burgos en los primeros meses de 1938. Al preparar el viaje a Andalucía que realizó en el mes de abril, le urgían que no dejara de visitarlos. Ése es el contexto de este párrafo de la carta-diario que escribe a Burgos desde Córdoba. Relata su paso por Sevilla el 19 de abril:
«Desde el tren a casa de las hijas de D. Pedro: me aseé, celebré la Sta. Misa, desayuné, recé el Oficio Divino. Doy una plática a las Teresianas. Salgo a la calle y, como sé la dirección de Carlos Andrés, voy a verle. Me acompaña a contemplar los cuadros de Valdés Leal, que entusiasman a Pedro. Pero este crío dio mal las referencias y los cuadros no están en el Hospital de la Sta. Cruz. Vamos al de la Caridad, y allí sí están. Pero no hay quien los contemple. Aunque la monjita que nos los enseña es muy amable, y abre la puerta de la iglesia, para que haya luz, apenas se entrevén vagamente las pinturas. Quiero llevar a Paco y a Pedro unas fotografías de estos cuadros, y no hay fotografías. Paciencia».
La visita a Carlos Andrés y los cuadros de Valdés Leal aparecieron en el boletín «Noticias» de mayo siguiente:
«Andrés Andrés, Carlos tuvo la sorpresa de recibir en Sevilla la visita del Padre. Le acompañó al Hospital de la Caridad, para contemplar los cuadros de Valdés Leal. ¡Qué lata le habían dado en Burgos, para que no dejara de ver esa genial carroña! ¿Lo oyes, Fisac?».
El Duque de Gandía, Grande de España, es el futuro San Francisco de Borja, tercer General de la Compañía de Jesús. El 16-V-1539 llegaba a Granada Francisco de Borja al frente de la comitiva que acompañaba el cadáver de la Emperatriz doña Isabel de Portugal, la bellísima esposa de Carlos V. Al día siguiente, en la Capilla Real de la Catedral se hicieron las honras fúnebres. La célebre escena tuvo lugar al abrir el féretro para jurar que aquél era el cadáver que se le había entregado en Toledo. Borja, testigo un día del encanto de doña Isabel, quedó fuertemente impresionado. El Maestro Juan de Ávila fue el confidente de sus desengaños. Ante la ruina de aquel «cuerpo hermoso» (p/741), dicen que hizo este propósito: No más servir a señor que se pudiera morir. Fue el cambio radical en su vida.
PEDRO RODRÍGUEZ