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Las primeras vocaciones femeninas
Precisamente ayer catorce de febrero de 1932, día de la primera vocación femenina, hacía justamente los dos años que el Señor había pedido la obra de mujeres. ¡Qué bueno es Jesús!
Pocas semanas más tarde pidió la admisión María Ignacia. Carmen Cuervo, la primera vocación femenina, y la nueva "vocación de expiación", se entrevistaron en el Hospital del Rey el domingo 10 de abril de 1932. Y el lunes siguiente, al reunirse los sacerdotes, don Josemaría les propuso rezar un Te Deum. No era para menos. Gracias a Dios, ya estaba en marcha la labor con mujeres. Pero, si no tenía reparo en acercarse a las enfermas sufrientes y con enfermedades contagiosas, muy otro era el caso de don Josemaría con las mujeres sanas. Mantenía, inflexible, la distancia, atendiéndolas en el confesonario; y llevó su delicadeza en el trato con las primeras mujeres de la Obra hasta el punto de confiarlas a la dirección espiritual de don Norberto o don Lino.
En el tercer aniversario de la fundación no se le ocultaba que el apostolado, por lo que se refiere a las mujeres, estaba bastante endeble. El Fundador no se desanimaba, seguía esperando vocaciones sin impacientarse: 14 de febrero de 1933: hoy hace tres años que el Señor pidió la O. femenina. ¡Cuántas gracias, desde entonces! Hasta ahora, ellas son pocas.
VÁZQUEZ DE PRADA