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23 enero 2026

SAN JOSEMARÍA HOY: 1954. Humildad

Entre los honores y distinciones civiles, se cuentan las Grandes Cruces españolas. Sobre estas cruces honoríficas solía decir, si alguno le felicitaba: te lo aseguro en la presencia de Dios, no me va ni me viene, no me deja ni frío ni caliente; la única Cruz que me importa, que amo y que deseo llevar con garbo todos los días, es la Cruz de mi Señor Jesucristo (Javier Echevarría, Sum. 2765). La Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort (23-I-1954) le sirvió para escribir una carta de agradecimiento al Jefe del Estado (Carta a Francisco Franco Bahamonde, en EF-540126-1) insistiendo en la universalidad del Opus Dei, que nació en Madrid. En cuanto a la Gran Cruz de Carlos III (distinción concedida por Decreto del 18-VII-1960), escribía desde Londres a uno que le felicitaba: Ayúdeme a dar gracias a Dios Nuestro Señor, por la Cruz que Él quiso poner sobre mis hombros hace ya treinta y dos años; y rece por mí para que la lleve siempre con garbo y con alegría (Carta a Sergio Fernández Larráin, en EF-600805-3). Cuatro años más tarde recibió la Gran Cruz de la Orden Civil de Beneficencia (26-XI-1964), con distintivo blanco, en consideración a sus méritos y servicios en el ámbito de la acción benéfica social, como explicaba oficialmente el Ministro de la Gobernación.
Pienso siempre que he llegado a viejo —escribía el Fundador agradeciendo la felicitación del Ministro— y que el Señor ha querido que no me faltara su Santa Cruz jamás. Pero ahora he de agradecer la que han querido poner sobre mí, sin ningún merecimiento personal. Gracias, por esa gran cruz de beneficencia, que merecen mis hijos —yo no, repito—, por la continua y generosa labor que hacen con las clases más humildes de nuestra amadísima España: le ruego que presente también mi respetuoso agradecimiento a S. E. el Jefe del Estado (Carta a Camilo Alonso Vega, desde Pamplona, en EF-641128-1).
VÁZQUEZ DE PRADA