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Como bien pensó el Padre, el salto del charco requería un previo viaje de reconocimiento. Este encargo de cruzar el Atlántico y recorrer buena parte de los Estados del continente americano recayó en Pedro Casciaro. De retorno a España informó al Padre sobre su gira por varios países; y el Fundador decidió empezar por México y Estados Unidos. El 18 de enero de 1949 ya se hallaba Pedro en la capital mexicana; y el 19 de marzo el Arzobispo de México celebraba misa en el oratorio del primer centro del Opus Dei en América.
D. Pedro Casciaro llega a México a comenzar la labor de modo estable. Desembarcó en Veracruz después de un viaje de 31 días en el Marqués de Comillas. "Lo único con valor material, en el equipaje, era un sagrario de Talleres, regalo de un viejo amigo". La primera noche -del 18 al 19- la pasaron en el Hotel Guardiola, después de muchas horas en carro desde Veracruz hasta la Cd. de México: "era imposible dormir por la emoción, pero también por los golpes atronadores producidos por el inmenso martillo de presión, con el que estaban clavando los pilotes para la cimentación de la Torre Latinoamericana".
A los pocos días alquilaron una casa en la calle de Londres 33.
En verano se trasladaron a Nápoles 70 (1ª Residencia): ahí pidió la admisión el primero: D. César García Sarabia.
Luego alquilaron Nápoles 68, 66 y 64 para ampliar la Residencia.
Poco después rentaron el departamento de Georgia, que fue donde comenzó el Centro de Estudios. Este departamento duró pocos meses porque se trasladaron a uno mejor.
El primer Curso Anual lo hicieron en La Gavia, una hacienda que les prestaron y que sirvió durante algún tiempo para tener los Cursos de Retiro y los Cursos Anuales y Convivencias.