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Se cumplían, exactamente, veintiún años desde que, el 9 de junio de 1953, se comenzó la labor del Opus Dei en el Perú. El Padre, al igual que en los países visitados anteriormente, se alojó en la sede de la Comisión Regional, en "Los Andes". No se concedió reposo. Nada más llegar tuvo la primera tertulia; y desde ese momento se aplicó a seguir puntualmente el programa señalado. Especialmente emotiva fue la reunión en el Centro Cultural Tradiciones, el viernes 12 de julio. Todos los que allí se encontraban eran hijos suyos y, entre ellos, un buen grupo de sacerdotes de la Prelatura de Yauyos. Al entrar en la sala y verlos, exclamó: Yo no digo una palabra, si antes no me dan la bendición estos hijos míos sacerdotes. ¡Tengo hambre de vuestras bendiciones! Más de cincuenta sacerdotes le rodearon para impartirle su bendición, repitiendo las invocaciones a una sola voz. Y luego, de rodillas, fue besando, uno a uno, las manos de aquellos sacerdotes. Cuando don Javier le indicó que el acto iba a resultar un poco largo, el Padre, dispuesto a seguir hasta el fin, le contestó: Pues tardo lo que sea, pero les beso las manos a todos, como he hecho siempre!... El Padre seguía besando manos y diciendo palabras de cariño a cada sacerdote. Al cabo de un rato, que se había hecho una eternidad, comentó antes de empezar la tertulia:
No es una comedia. Estoy orgulloso de vosotros y me da mucha alegría besaros las manos. No lo hago sólo aquí; lo he hecho toda la vida... De modo que es una costumbre de familia. Sois muy buenos conmigo...
Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (vol. III). Rialp, Madrid, 2003.