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8 junio 2025

San Josemaría hoy: 1975. Lo que san Josemaría no se atrevía a decir a sus hijas

Carmen Ramos, que los últimos años de la vida de Escrivá, es la Secretaria Central para las mujeres del Opus Dei en todo el mundo, está acostumbrada a despachar con el Padre, todos los días, asuntos del gobierno de la Obra, ya sea, por escrito, personalmente o a través del teléfono interior. De modo habitual, anota en su agenda de mano las indicaciones que Escrivá le sugiere para cada asunto concreto. Pero, por un golpe de intuición femenina, desde octubre de 1974 hasta junio de 1975, toma nota literal de todo lo que el Padre le dice, especialmente cuando hablan por teléfono. A la vista de esos rápidos apuntes, se dará cuenta después de que, en los últimos nueve meses de su vida, Josemaría Escrivá, no se limita al escueto mensaje utilitario, de trabajo, sino que agrega algunas palabras más personales: pide oraciones por la iglesia, pregunta cómo están todas las que viven bajo su mismo techo, en esas casas vecinas de la Montagnola y de Villa Sachetti, dice lo que cara a cara no suele decir: "¡os quiero mucho, hija mía...!"; Siente la necesidad de "daros las gracias por cómo me cuidáis"; y siempre, sin fallar una sola vez, antes de colgar el teléfono, su voz suena clara y cordial, despidiéndose con un animoso "hija mía, ¡que Dios te bendiga!".

Pilar Urbano. El hombre de Villa Tevere. Plaza y Janés, Barcelona, 1995, 7ª ed