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16 abril 2025

San Josemaría hoy: 1962. La solución jurídica no llega

En junio de 1961 falleció el Cardenal Tardini. Y poco después, el Cardenal Ciriaci, que conocía el problema de la situación jurídica del Opus Dei, aseguró a Mons. Escrivá que estaba en condiciones de llevar el asunto adelante, planteando la cuestión ante el Romano Pontífice. Vistas las insistencias del Cardenal, no le pareció bien a don Josemaría desatender esa voz, aunque la consideraba, como él decía, contraria a los dictámenes de mi cabeza.
Todo se hizo con rapidez. El 7 de enero de 1962 el Fundador escribía al Cardenal Cicognani, Secretario de Estado, para que entregara a Juan XXIII una carta adjunta. En dicho documento se pedía formalmente la revisión del estatuto jurídico del Opus Dei; y se sugerían dos posibilidades, a fin de aclarar definitivamente el carácter secular del Instituto. O bien, erigir el Instituto en Prelatura nullius; o bien, confiar al Presidente del Opus Dei una Prelatura nullius.
Pero, pasaban los días y la petición no parecía llevar camino de resolverse. Como era habitual, Mons. Escrivá acudió a la Virgen. El 16 de abril hizo una romería a la Madonna di Pompei, con una intención clara: para que se resuelva definitivamente la cristalización jurídica del Opus Dei; así se lee en una nota para archivar, en la que expresaba su indestructible esperanza de que todo llegaría a buen término:
Con mucha fe en Dios Nuestro Señor, y en la protección de Nuestra Madre Santa María, espero que —ahora o más adelante— se encontrará la fórmula —sea la que de momento vemos u otra— para que yo me pueda presentar tranquilo ante el juicio del Señor, porque habré podido cumplir su Santa Voluntad.
Pronto le vino una contestación negativa. Por carta del 20 de mayo de 1962, el Secretario de Estado le comunicaba que «la propuesta de erigir el Opus Dei como Prelatura nullius no puede aceptarse ya que está lejos de ofrecer una solución; y presenta, por el contrario, dificultades jurídicas y prácticas casi insuperables».
El Fundador, consciente de su deber de transmitir a las generaciones venideras un Opus Dei estructurado y configurado con plena fidelidad al querer divino, recibió esta negativa con dolor. La aceptó, sin embargo, con serenidad y con plena adhesión al Romano Pontífice, sabiendo que, por un camino o por otro, la solución acabaría llegando.

Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (vol. III). Rialp, Madrid, 2003.