-
No olvidaba, naturalmente, el fundamento sobrenatural: Nuestras Casas de Valencia y París han de basarse en el sufrimiento, se repetía en una catalina del 11 de marzo. ¡Bendita sea la Cruz! ¿Contradicciones? No suelen faltar cada día.
Imposible saber cuáles sean esas contradicciones a las que se refiere, porque desde principios de noviembre de 1935 hasta la primavera de 1936 no llegan a la veintena las notas de sus Apuntes. Aunque escaseen las anotaciones, no por eso faltaba el sacrificio silencioso del Fundador, según refiere en la última catalina de 1935:
Jueves, 12 de diciembre de 1935: Le decía yo al Señor, hace unos días, en la Santa Misa: "Dime algo, Jesús, dime algo". Y, como respuesta vi con claridad un sueño que había tenido la noche anterior, en el que Jesús era grano, enterrado y podrido —aparentemente—, para ser después espiga cuajada y fecunda. Y comprendí que ése, y no otro, es mi camino. ¡Buena respuesta!
Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (vol. I). Rialp, Madrid, 1998, 3ª ed.