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6 diciembre 2025

SAN JOSEMARÍA HOY: 1934. Nombra Intercesor a san Nicolás de Bari

Escrivá, Vallespín -quien se había graduado hacía poco en la Escuela de Arquitectura y era el director de la residencia- y otros miembros de la Obra dedicaban muchas horas a lavar platos, limpiar habitaciones y hacer camas. Eran tareas que probablemente no habían realizado antes, dado que en la sociedad en la que crecieron hasta las familias de clase media tenían una o más criadas y las tareas domésticas eran una función exclusivamente femenina.
A pesar de los recortes de gastos, en el mes de diciembre la situación económica era desesperada. Antes de celebrar la Misa el 6 de diciembre, fiesta de San Nicolás de Bari, conocido por solucionar problemas económicos, Escrivá se encaró con el santo para que resolviera la crisis financiera de DYA: “¡Si me sacas de esto, te nombro Intercesor!” Cuando abandonaba la sacristía se arrepintió y añadió: “Y si no me sacas, también”.
En febrero de 1935 DYA tuvo que abandonar el apartamento del tercer piso y trasladar la academia al segundo junto a la residencia. Después de tanta oración, sacrificios y trabajo esto representaba un serio contratiempo para este grupo de jóvenes entusiastas que habían puesto todas sus fuerzas para sacar adelante esta actividad apostólica.
Escrivá les apremió a no desanimarse. “Crécete ante los obstáculos. La gracia del Señor no te ha de faltar: ‘inter medium montium pertransibunt aquae!’ -¡pasarás a través de los montes! ¿Qué importa que de momento hayas de recortar tu actividad si luego, como muelle que fue comprimido, llegarás sin comparación más lejos que nunca soñaste?”. Los miembros de la Obra adoptaron esta interpretación optimista de los acontecimientos. En una carta Zorzano escribía: “Nos comprimimos ahora para (...) dar a su debido tiempo el gran salto”.
JOHN F. COVERDALE