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23 noviembre 2025

San Josemaría hoy: 1950. Don Adolfo en Chile

En 1950, don Adolfo Rodríguez Vidal -sacerdote--, viaja a Chile para iniciar la expansión de la Obra en este país. Cuando arriba a la ciudad de Santiago, el propio Cardenal Arzobispo, Monseñor José María Caro, le invita a permanecer en su residencia hasta que encuentre una casa adecuada para instalar el primer Centro del Opus Dei en el país. El Fundador no olvidará nunca este cariño del prelado hacia sus hijos, y cada vez que Su Eminencia pase por Roma sabrá del agradecimiento de todos.
Son muy frecuentes las cartas que llegan hasta don Adolfo desde Roma; también él relata, de modo habitual, sus pequeñas y grandes andanzas por tierras chilenas. Y basta la insinuación del más leve problema para que obtenga una respuesta, rápida y eficaz.
Los miembros de la Obra extendidos por México, Argentina y Estados Unidos le envían noticias, reforzando la unidad de afecto y espíritu que les ha llevado al Nuevo Continente. Así se lo cuenta al Padre, en repetidas cartas:
«Me encuentro muy unido con vosotros a través de (...) vuestras cartas. He recibido también cartas estupendas desde mis "vecinos" de México y Argentina».
Busca con tesón la casa para montar una Residencia de estudiantes. Y al fin, en los primeros días de abril de 1950, firma el contrato de arriendo de un inmueble situado en la Avenida de O'Higgins, 2138 - 3°.
Una carta fechada el 16 de julio de 1950, día de la Virgen del Carmen, da cuenta de la instalación del oratorio en la nueva casa:
«¡Tenemos al Señor con nosotros desde esta mañana! (...). La Virgen del Carmen es la Patrona de Chile y de hoy no podía pasar. La pega era que no tenía apenas nada, ni "plata" para comprarlo (...). La solución ha sido la del préstamo (...). A medida que me vayan regalando cosas las iré devolviendo. Yo he comprado hasta ahora el altar -me lo pagó en parte un amigo-, el copón y la medalla de San José».
En este país, que roza latitudes antárticas, la primavera cae a fines de año. El mes de María se celebra en noviembre. La Residencia de Santiago de Chile no se queda atrás en esta competición de afectos que el Opus Dei lleva en su equipaje, siempre, para la Madre de Dios. Las flores llegan a diario gracias a los residentes y llenan el altar de su primer oratorio. Incluso hay uno que domina el manejo de varios instrumentos musicales y ha conseguido acarrear un armonio hasta la casa. Se lo han prestado y ensaya, con melodías de toda índole, en el cuarto de estar. Pero el ritmo se le vuelve litúrgico cuando entona la Salve los sábados, en el oratorio, ante la Inmaculada. «Cantar es rezar dos veces».
El tiempo y lo insólito del paisaje chileno invitan a las caminatas, a las excursiones camperas hacia la costa. No en balde a Chile pertenece la isla de Mas a Tierra, al oeste de Valparaíso. La permanencia en este lugar del marino escocés Alexander Selkirk, en 1704, inspiró a Daniel Defoe su «Robinson Crusoe».
Algo así debe sentir don Adolfo en estos meses en los que permanece como único miembro de la Obra en Chile junto a un puñado de gente joven que empieza a vivir a su lado la alegría, fraternidad, trabajo y apostolado del Opus Dei. Pero muy pronto llegarán refuerzos. Cuando la semilla ha iniciado su vida y desarrollo bajo este suelo generoso.

Ana Sastre, Tiempo de caminar. Rialp, Madrid, 1990, 2ª ed.