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Antes de partir de Valencia, se reúne en la Casa de Retiros La Lloma con un grupo de hijas e hijos suyos, Supernumerarios, que ayudaron a la Obra en Levante desde los primeros tiempos. Algunos hace más de veinte años que no han visto al Padre. La mayoría le conocieron cuando cursaban sus estudios universitarios; aprendieron a entender, a querer al Opus Dei; descubrieron su vocación de mensajeros y testigos de Cristo sin abandonar su profesión, sus ocupaciones, los deberes de su matrimonio, de su vida familiar. Hoy, ya, alguno tiene el pelo encanecido y el rostro surcado por las huellas del tiempo y del trabajo. La reunión es entrañable por los acontecimientos que encierra este gran paréntesis de tiempo, lleno de lealtad, de fe en la Obra de Dios y en el Padre.
«Me da mucha alegría comenzar dándoos las gracias, por varias razones: la primera, porque correspondéis mucho y bien a la gracia divina; la segunda, porque arrimáis el hombro, y eso es muy bueno para la gloria de Dios, para la felicidad vuestra y para el bien de las almas (...). Veis que todos los cristianos tenéis el derecho y el deber de ser santos. Por eso os doy las gracias: porque lo habéis comprendido y lo estáis practicando. Sin vosotros no se podría hacer nada, absolutamente nada; lo hacéis todo vosotros, con la ayuda del Señor».
El Padre habla con ellos de sus hijos, de sus proyectos, de su vida de entrega a Dios... Todos coinciden en haber vivido, junto al Fundador, una jornada inolvidable.
Y para que no falte una expresión cabal del cariño, los valencianos ofrecerán al Padre un castillo de fuegos artificiales acompasados por la banda de música de Mislata.
En la casa de La Lloma, sobre un viejo arcón de madera arrimado a la pared del patio, hay un ejemplar de «Camino». Se apoya en un atril de metal. En la primera página el Padre ha escrito al llegar:
Electi mei non laborabunt frustra. Valentiae, 14-XI-1972. Mis elegidos no trabajarán en vano. Queda como acción de gracias a Dios y a todos aquellos que iniciaron el trabajo del Opus Dei en la ciudad del Turia.
Ana Sastre, Tiempo de caminar. Rialp, Madrid, 1990, 2ª ed