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Queda París, donde el Padre había pensado enviar a algunos de sus hijos ya en 1936. La guerra civil española y luego la segunda guerra mundial le habían impedido llevar a cabo aquel proyecto, pero ahora está decidido a realizarlo. Así pues, al comenzar el curso escolar 1947-48, un joven abogado especializado en derecho internacional, Fernando Maycas, obtiene una plaza en el Colegio Español de la Ciudad Universitaria. Llega en la segunda quincena de octubre, no sin dificultades, ya que España es víctima por entonces del bloqueo internacional y la frontera francoespañola está cerrada.
El 29 de septiembre de 1946, otros seis miembros de la Obra son ordenados sacerdotes. Por los mismos motivos que le impulsaron en 1944, el Fundador no asiste tampoco a la ceremonia. Pasa todo el tiempo que dura rezando intensamente por sus hijos y por la dilatada labor que les espera.
El 19 de octubre llega de nuevo a Barcelona, pasando por Zaragoza, donde vuelve a postrarse a los pies de la Virgen del Pilar. Luego hace lo mismo ante la imagen de la Virgen de la Merced, a la que había pedido consuelo y ayuda el 21 de junio de ese mismo año. Ahora, da gracias a Dios y a la Santísima Virgen por haber hecho que, en respuesta a sus peticiones confiadas y apasionadas, el camino jurídico de la Obra haya empezado a despejarse.
Para materializar su agradecimiento, ha mandado pintar, en el retablo del oratorio de la casa de la calle Muntaner, una Virgen de la Merced y el versículo del Evangelio de San Mateo que le sirvió de tema para la meditación en voz alta del 21 de junio: "Ecce nos reliquimus omnia, et secuti sumus te, quid ergo erit nobis?" (Mat. XIX, 27). Debajo, dos fechas: 21 de junio-21 de octubre. Las de sus dos visitas a la basílica de Nuestra Señora de la Merced.
François Gondrand, Historia del Opus Dei y de su Fundador.