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1955. Ocultarse y desaparecer
Cuenta Mons. Julián Herranz, recogiendo las palabras del Fundador, que el 8 de enero de 1955, en conversación con profesores y alumnos del Colegio Romano de la Santa Cruz, les decía que le hubiese dado un gozo muy grande celebrar misa con un cáliz que tuviese un grueso diamante escondido dentro, en el vástago, bajo la copa, donde nadie pudiese verlo. Ese diamante escondido, humilde y sacrificado, sentiría bullir encima la Sangre de Cristo, con todo su calor y todo su fuego de amor. Ese diamante le recordaría de continuo lo que hubiera querido que fuese su vida: la vida de un enamorado de Cristo, que, imitando los años de trabajo ordinario y escondido de Jesús en Nazaret, supiese desaparecer en el cumplimiento fiel de la Voluntad de Dios. Cfr. Julián Herranz Casado, Sum. 3917.
Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (vol. III). Rialp, Madrid, 2003