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Desde su retaguardia de la Villa Vecchia, Escrivá sigue con gran atención la marcha del Concilio. Reza mucho y pide a muchos que recen, por esos trabajos. En julio de 1962 escribe una carta para todos los miembros de la Obra, instándoles a ofrecer todas las horas de su trabajo diario, ya sea investigando en un laboratorio, guisando en la cocina, ordeñando vacas en un establo o vendiendo lavadoras a domicilio, "por el feliz resultado de esta gran iniciativa que es el Concilio Ecuménico Vaticano II. Sé que ésta es la gran intención de nuestro Santo Padre y deseo que también nosotros, desde nuestra parcela, podamos contribuir mediante nuestra oración, la penitencia y el trabajo santificado y santificador (...) ésas son las grandes armas, los únicos medios de que dispone el Opus Dei".
Una tarde de las que hay sesión conciliar, don Álvaro se siente enfermo y con fiebre. La Comisión en la que trabaja ha de tomar acuerdos importantes y su presencia es necesaria allí. Sin embargo, se le ve derrengado, sin fuerzas, con cuerpo de meterse en la cama. Escrivá le mira preocupado y vacilante. Oyendo sólo la voz del corazón le diría "¡acuéstate ahora mismo!". Pero, dada la situación, no tiene más remedio que animarle:
-Alvarico, hijo mío, pienso que tienes que ir...
Cuando sale D. Álvaro, Escrivá se vuelve hacia Francesco Ángelicchio, que por casualidad ha presenciado la escena. Como si hablase consigo mismo, le dice:
-¿Crees que no tengo compasión de este hombre?...Pero hay cosas que hay que hacer, aunque nos acorten la vida... Temo por la salud de este hijo mío. Yo lo necesito. Nos hace falta... La Obra lo necesita.
Y entre esas cosas "que hay que hacer, aunque nos acorten la vida" está, para Escrivá, "servir a la Iglesia como Ella quiere ser servida".
Juan XXIII nombra a Escrivá consultor para la Interpretación Auténtica del Código de Derecho Canónico. Cede a la Obra, en propiedad, los terrenos de Castelgandolfo. Erige como Universidad lo que hasta entonces era Estudio General de Navarra. Y encomienda al Opus Dei la promoción social del barrio romano del Tiburtino, a partir de una colecta mundial que se había realizado con motivo del 80º cumpleaños de Pío XII. En el Tiburtino se construirá el Centro ELIS (Educazione, lavoro, instruzione, sport) de formación profesional para chicos jóvenes.
Pilar Urbano. El hombre de Villa Tevere. Plaza y Janés, Barcelona, 1995, 7ª ed.