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26 junio 2025

San Josemaría hoy: 1946. Primera confesión de don Álvaro

La jornada siguiente, 26 de junio, el Padre se encamina hacia el Centro de la calle Villanueva donde vive don Álvaro del Portillo. Le pregunta si ya ha recibido alguna confesión sacramental.
Y ante la respuesta negativa, le dice:
-«Pues la primera confesión será la mía: quiero hacer confesión general contigo».
Treinta y un años más tarde, el 26 de junio de 1975, también don Álvaro elevará sus manos consagradas, en una última y emocionada fórmula de absolución, sobre el Fundador del Opus Dei, que acaba de morir en su cuarto de trabajo.
Don José María Hernández de Garnica celebrará su primera Misa en el Colegio de la Asunción. Don Álvaro y don José Luis, en el Colegio del Pilar y en la iglesia del Monasterio de la Encarnación. No consiguen que el Padre asista. Pero, a última hora, Ricardo Fernández Vallespín logra llevarle hasta la capilla donde acaba de oficiar don José Luis Múzquiz, para besar las manos del nuevo sacerdote, pasando inadvertido entre los fieles que llenan el templo.
Veinticinco años después, con el mismo cariño, el Padre preparará en Roma las bodas de plata de los tres primeros sacerdotes del Opus Dei. Una carta se lo anuncia a don José Luis Múzquiz:
«Con Álvaro, te tengo en todo momento muy presente, y ya empezamos a pensar en la celebración de vuestras bodas de plata sacerdotales (...). Deseo festejar y agradecer a Dios ese aniversario junto a mis tres “curicas” mayores, sin que me falte ninguno».
Así lo lleva a cabo. El 25 de junio de 1969 celebra cada uno su Misa conmemorativa. Tres palias idénticas cubren los cálices: las palabras “tu es sacerdos in aeternum” sirven de base al sello de la Obra bordado en oro.
Durante el ofertorio, don José Luis se da cuenta de que en la base del Cáliz está labrado el escudo de la Escuela de Ingenieros de Caminos, en esmalte verde brillante, y una inscripción: «A José Luis Múzquiz, sus compañeros... ». Es el de su primera Misa. Lo mismo les ha ocurrido a don Álvaro y a don José María.
El Padre ha elegido los vasos sagrados en este día para rememorar, de modo más real y entrañable, la fidelidad de veinticinco años de sacerdocio.

Ana Sastre, Tiempo de caminar. Rialp, Madrid, 1990, 2ª ed.