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23 junio 2025

San Josemaría hoy: 1946. El Padre pasa la noche en vela rezando ante el Vaticano

El domingo 23 celebra su primera Misa en suelo italiano. Don Álvaro oficia el Santo Sacrificio, también, en una capilla lateral de la misma iglesia.
El viaje de Génova a Roma transcurre sin la menor novedad. Está cayendo aún el crepúsculo sobre Roma -son las nueve de la tarde- cuando, en un recodo de la Vía Aurelia, aparece recortada en el horizonte la Cúpula de San Pedro. El Padre se conmueve visiblemente y reza, en voz alta, paladeándolas despacio, las palabras del Credo.
Poco después, llegan al piso que don Álvaro ha alquilado en la Piazza di Cittá Leonina, junto al Vaticano. Suben la escalera de mármol hasta el ático y entran en el vestíbulo. En un ángulo, un velador con varios asientos da la bienvenida de modo acogedor. El oratorio es pequeño, pero ha sido instalado con amor y dignidad. El comedor se asoma a la Plaza de San Pedro por una galería corrida: a la derecha se alzan los Palacios Apostólicos y, muy cerca, se ve la ventana iluminada de la Biblioteca privada del Papa.
Aquí viven, adaptándose a las reducidas dimensiones del inmueble, Salvador Canals, Ignacio Sallent y Armando Serrano.
Esta primera noche, el Padre no se acuesta. Sentado en la galería, frente a la Basílica de San Pedro, pasará en oración sus primeras horas romanas. Desde la oscuridad se abre, con la oración del Padre, un nuevo capítulo de la historia de la Obra.
Hoy, una vez desguazado el J.J. Sister, se conservan en Diego de León, en Madrid, la rueda del timón y bitácora con la aguja que señala su rumbo camino de Roma; esa ruta difícil que era, sin embargo, el camino de Dios.

Ana Sastre, Tiempo de caminar. Rialp, Madrid, 1990, 2ª ed.