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En incontables ocasiones expresará el criterio cristiano de esa justicia social que "no es lo que dicen los marxistas; no es la lucha de clases: eso es una gran injusticia (...) la justicia social no se hace con violencia, ni a tiros, ni formando facciones". Y también: "Tienen que subir los de abajo. Los de arriba, si no valen, se caen solos".
Es todo lo contrario del nuevo pobrismo revanchista, o del igualitarismo que enaniza a todos, a fuerza de rasar por lo bajo, hundiendo a unos pocos y no elevando a ninguno: "Queremos -dice un día de mayo de 1967, a unos cuantos numerarios- que cada vez haya menos pobres, menos gente sin formación, menos que sufran por la enfermedad, por la invalidez, o por la vejez. Y a eso vamos... Pero eso no se consigue enfrentando a unos con otros. Además -insiste- los de arriba se caen solos. Lo que hay que hacer es promocionar a los de abajo. Nosotros somos enemigos de la violencia".
Pilar Urbano. El hombre de Villa Tevere. Plaza y Janés, Barcelona, 1995, 7ª ed.