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26 mayo 2025

San Josemaría hoy: 1943. Prosigue la expansión apostólica

Apoyado firmemente en la oración y la penitencia, prosigue la labor apostólica en distintas ciudades españolas: Valencia, Valladolid, Zaragoza...
El Padre multiplica sus viajes, a pesar de las dificultades y de lo que quebrantan su salud -muy delicada- esos largos recorridos en automóvil, con visitas y charlas incesantes desde que llega a un sitio hasta que regresa a Madrid.
En Barcelona, la labor de la Obra empieza a ser mejor apreciada. El 26 de mayo de 1943, el Maestro de Ceremonias de la Catedral había bendecido el oratorio del Centro de la calle de Balmes, conocido desde los comienzos con el nombre de El Palau.
En julio, en Madrid, el propietario de la casa de la calle de Jenner había expresado su deseo de recuperar la vivienda, por lo que la residencia se había trasladado, poco después, a dos hotelitos situados en la Avenida de la Moncloa, cerca de la Ciudad Universitaria. Entre los dos, tenían capacidad para unos cien estudiantes.
La Moncloa será el nombre de la primera residencia de estudiantes de grandes dimensiones, sin perder por eso el ambiente de hogar que el Padre quiso darles desde el primer momento. Allí se vive una vida en familia, donde se aprende a convivir, a comprender, a querer a los demás, siempre con alegría y buen humor, rasgos característicos del espíritu de la Obra. No hay, por otra parte, limitaciones de tipo confesional, pues la residencia está abierta a todos, incluso a los no católicos.
A los miembros de la Obra les brinda grandes posibilidades apostólicas, facilitándoles el trato personal, ese apostolado de amistad y confidencia tan propio de su espíritu. Además, la residencia ofrece a otras muchas personas un lugar de encuentro, donde palpan la fraternidad cristiana y tienen oportunidad de formarse mejor. Muchos estudiantes -unos residentes y otros que no viven allí, pero participan de los medios de formación que se ofrecen- recibirán la llamada a la santidad en su propio estado, sin salirse del mundo, en aquella residencia. Algunos, también, gracias al ambiente de La Moncloa, descubrirán una vocación de otra naturaleza -sacerdotal o religiosa- porque, al levantar la temperatura espiritual, cada alma muestra lo que da de sí y descubre su propio camino.
Los estudiantes que pasan por allí, cuando se encuentren más tarde en todas las encrucijadas del mundo, sabrán que deben santificarse allí donde estén y santificar sus tareas con su conducta cristiana, hayan recibido o no la vocación específica al Opus Dei. Tanto más en cuanto que la espiritualidad que han asimilado es esencialmente secular, apta para ser vivida por todos y cada uno en su propio ambiente: siendo estudiantes, en la Universidad, y luego en la vida familiar, profesional y social.
Al comenzar el curso escolar 1945-46, la expansión prosigue en España. En octubre, algunos miembros de la Obra se instalan en Sevilla para continuar sus estudios o ejercer su profesión, desarrollando, al mismo tiempo, una intensa labor apostólica.
François Gondrand, Historia del Opus Dei y de su Fundador.