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13 mayo 2025

San Josemaría hoy: 1944. La preordenación de los tres primeros

Los exámenes de Filosofía se hicieron ante tribunal del Seminario Conciliar de Madrid; y los de Teología en el Centro de Estudios Eclesiásticos, constituido a raíz de la erección canónica de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. A medida que los tres candidatos iban pasando los exámenes y se acercaba el fin de sus estudios, el Padre experimentaba una emoción indescriptible, que no conseguía dominar. Hasta que llegó, por fin, el momento en que don Leopoldo sugirió el 25 de junio de 1944 como posible fecha de ordenación de presbíteros. Así se lo dijo a Álvaro del Portillo, para que se lo comunicase a don Josemaría, el cual, por carta del 25 de abril, respondía al Prelado:
Padre: Álvaro me dio el encargo de V. E., sobre la fecha de ordenación de estos primeros. Hablé con los profesores, y no hay inconveniente en que se examinen a primeros de junio de los tratados teológicos que les faltan, llevándolos bien.
Por tanto, muy gustoso en atender filialmente los deseos de mi Señor Obispo, podrán ser ordenados en esa fecha. Convendría, por el papeleo, la ropa, las familias respectivas, etc. señalar concretamente los días de las ordenaciones. Estoy, como siempre, a lo que decida V. E. Y, no me es posible ocultarlo, con una emoción inmensa ante el próximo Sacerdocio de estos hijos de mi alma, y un agradecimiento sin límites al Señor y a mi Padre Don Leopoldo. ¡Que Él le llene de su gracia!
Antes de fijar la fecha para conferir las Órdenes menores y mayores, fue preciso solicitar de la Santa Sede la dispensa de intersticios. Y el viernes, 12 de mayo, don Leopoldo llamó a don Josemaría para decirle: «que entren mañana los Ordenandos en ejercicios de ocho días, porque el sábado día 20 les daré la Primera Tonsura y, con breve intervalo, las demás órdenes hasta el Sacerdocio» |# 176|. Inmediatamente, el 13 de mayo, don Josemaría comenzó a predicarles en El Escorial los ejercicios previos a las Órdenes sagradas.
Por lo que se refiere al lado práctico de las enseñanzas, el Padre se reservó las disciplinas de Liturgia y Pastoral, que les fue explicando en charlas y conversaciones a lo largo de varios meses. Era exigente don Josemaría en los gestos, oraciones y decoro litúrgico, inculcando a sus hijos que debían seguir fielmente la menor indicación de las rúbricas. De manera particular las rúbricas de la Santa Misa, que tanto ayudan a acercarse al Señor. En la Pastoral el Padre revivía su experiencia ministerial, amplia y variada (adquirida en seminarios y universidades, en parroquias rurales y urbanas, en instituciones benéficas y apostólicas, con religiosos y sacerdotes, en conventos y en la calle, en fin, con gente de toda edad y profesión, practicantes y no practicantes); y les transmitía esa experiencia en consejos breves y claros.
Como había prometido don Leopoldo, el 20 de mayo tuvo lugar la ceremonia de tonsura y, a partir de esa fecha, las Órdenes menores. El subdiaconado se lo confirió el Obispo de Pamplona el domingo, 28 de mayo, en el oratorio de Diego de León; y el 3 de junio recibieron de manos de don Casimiro Morcillo, Obispo Auxiliar de la diócesis de Madrid, el diaconado.
Los últimos exámenes los tuvieron el 12 de junio y el día 15 don Josemaría pudo certificar al Sr. Obispo que cada uno de los candidatos ya ha efectuado todos los estudios necesarios para recibir la ordenación sacerdotal. (Lo más chocante del expediente teológico no es la ininterrumpida lista de "Meritissimi" sino que ese magnífico despliegue de calificaciones acabe con un simple "Benemeritus" en la disciplina de Canto Litúrgico. Ninguno de los tres candidatos consiguió rebasar esa calificación. No es un desdoro. Lo que Dios no da...).

Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (vol. II). Rialp, Madrid, 2002.