Página inicio

-

Agenda

24 abril 2025

San Josemaría hoy: 1959. Los miembros cofundadores

La idea de la corresponsabilidad de quienes, por haber vivido junto al Fundador, pueden llamarse "cofundadores", con todo el mordiente de exigencia que ese título entraña, la expresa con fuerza, ya al final de su vida. Son palabras descarnadas, si se quiere. A algunos les pueden sonar jactanciosas. Sin embargo, rezuman humildad, porque nacen de una profundísima verdad. El mismo, antes de decirlas, las guarece y las aparagua, como si quisiera paliarlas, aunque se siente intensamente impelido a lanzarlas, a la manera de un aldabonazo:
- Hijos míos, os tengo que hacer una consideración que, cuando era joven, no me atrevía ni a pensar ni a manifestar; y me parece que ahora debo decírosla. En mi vida, he conocido ya a varios Papas; cardenales, muchos; obispos, una multitud; ¡Fundadores del Opus Dei, en cambio, no hay más que uno!, aunque sea un pobre pecador como soy yo; bien persuadido estoy de que el Señor escogió lo peor que encontró, para que así se viera más claramente que la obra es suya. Pero Dios os pedirá cuenta de haber estado cerca de mí, porque me ha confiado el espíritu del Opus Dei, y yo os lo he transmitido.
Os pedirá cuenta por haber conocido a aquel pobre sacerdote que estaba con vosotros, y que os quería tanto, tanto, ¡más que vuestras madres! Yo pasaré, y los que vengan después os mirarán con envidia, como si fuerais una reliquia: no por mí, que soy -insisto- un pobre hombre, un pecador que ama a Jesucristo con locura; sino por haber aprendido el espíritu de la Obra de labios del Fundador.
Procuro estar siempre como en las bodas del Gran Rey. ¿Recordáis aquellos tiempos en los que, cuando se celebraban las bodas de los reyes, se acostumbraba a tirar monedas a voleo? Hijos, yo procuro no repartir calderilla, moneda de cobre, sino monedas de oro, oro de Dios. Tengo la obligación de daros oro bueno, monedas de oro purísimo; si no las recogéis hacéis mal, y Dios Nuestro Señor os pedirá cuenta muy estrecha.
Es un pensamiento simple y directo: sus hijos, cofundadores de la primera hora, responderán ante Dios de cómo transmitan a los que vengan detrás la espiritualidad del Opus Dei, que han bebido en la fuente original.
Por lo demás, Escrivá no se considera un hombre espiritual aventajado, ni un modelo imitable, ni mucho menos un santo. Expresiones como "un pobre hombre", "un trapo sucio", "un guiñapo", "un pobre pecador que vive entre santos", no se caen de sus labios.

Pilar Urbano. El hombre de Villa Tevere. Plaza y Janés, Barcelona, 1995, 7ª ed.