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26 febrero 2025

San Josemaría hoy: 1948. La historia de Fernando Linares

Vivía en Barcelona un hombre joven que trabajaba en un despacho comercial de vinos —la empresa Arnó—, que pertenecía a su familia. A la vez era tenor y cantaba ópera en el Liceo de Barcelona. Deseaba ser admitido en la Obra, pero por su edad —que rebasaba ya la de hacer estudios universitarios— y por sus actividades profesionales, se fue demorando la decisión. Estando el Padre en Molinoviejo, en el verano de 1947, se enteró de que, antes de ser admitido, se le había animado a que hiciese la carrera de Derecho. No era necesario; podía pertenecer a la Obra —aclaró el Padre— porque ya tenía un trabajo profesional.
Regresó el Padre a Roma y un día recibió una foto de Fernando Linares, que éste era el nombre del cantante, disfrazado con un traje oriental y actuando en escena. Inmediatamente le contestó:
Roma, 26 de febrero, 1948.
Queridísimo: que Jesús te me guarde. Leo tus cartas y veo que eres un bandido morrocotudo. Haremos buenas migas, si eres santo. Conque, a aprovechar el tiempo, ya que te tienes por viejo pellejo. Desde luego, el chinote que mandaste no aparenta demasiados años: no te des importancia, que tienes juventud hasta los ochenta y pico.
No desaprovechó don Josemaría lo oportuno de la foto, y supo sacarle buen partido de allí en adelante, según cuenta:
Era mi principal ocupación en aquellos días hacer entender la Obra a las personas que gobiernan la Iglesia Universal; llegó un momento, en el que decidí utilizar un ejemplo que me pareció muy gráfico. Hablando con el Cardenal Lavitrano, le mostré la fotografía de un hermano vuestro, cantante de ópera, mientras estaba actuando en un teatro. Y comenté: ¿se entiende bien ahora que somos gente corriente, que lo nuestro es santificar todas las profesiones, todos los modos de trabajar propios de los hombres que no se apartan del mundo?

Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (vol. III). Rialp, Madrid, 2003