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Pedro Casciaro, que había oído al Fundador "tocar las gaiticas", comentándoles a él y a Francisco Botella las notas que preparaba, y que había presenciado su trabajoso teclear en la máquina de escribir, pasando a limpio los puntos de Camino, escribe cuarenta años más tarde: «a lo largo de mis años de sacerdocio, han sido innumerables las personas que me han confiado que la primera vez que sintieron que el Señor golpeaba su alma y su corazón se abría a la fe había sido, precisamente, cuando cayó en sus manos un ejemplar de Camino».
Pocos años después de la aparición de Camino, Mons. Montini —futuro Papa Pablo VI, y entonces Sustituto en la Secretaría de Estado— expresaba por carta del 2 de febrero de 1945 el efecto producido por su lectura: «No quiero ocultar [...] la satisfacción que me ha causado su lectura. Sus páginas son una sentida y poderosa llamada al generoso corazón de la juventud, a la que, descubriéndole elevados ideales, enseñan la senda de la reflexión y seriedad de criterio, que la disponga a vivir plenamente la vida sobrenatural. La obra, que se encuentra en su segunda edición, no necesita de votos por su éxito; ofrece ya la consoladora realidad de los copiosos frutos producidos en el ambiente universitario».
Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (vol. III). Rialp, Madrid, 2003.