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13 diciembre 2024

San Josemaría hoy: 1937. En busca de los amigos

1937. En busca de los amigos
Día 13 de diciembre, anota en los Apuntes: celebro por D. Pedro, encomendándome a él: más que sufragio por su alma (santa, aun sin el martirio) es pedirle su intercesión.
Me ofrecen dinero las Teresianas: yo les pido chismes de aseo, para los míos: comprarán cuatro peines, cuatro tijeras, y jabón.
Las Teresianas le regalaron ropa y unos zapatos usados, que permitieron al sacerdote desprenderse de aquellas "botas-lago" del paso de los Pirineos. Bien le vino, porque con zapatos estaba un poco más presentable, y esa semana se anunciaba como de gran actividad social y apostólica. No parecía sino que en el trayecto Fuenterrabía — Irún — San Sebastián se hubieran dado cita las viejas amistades de Madrid. Le bastaron al sacerdote dos visitas para encontrarse a unos parientes de don Alejandro Guzmán, a los Aguilar de Inestrillas, a los condes de Mirasol, a los Guevara, a las Bernaldo de Quirós, a las Vallellano, a los Sres. de Cortázar y..., quién lo iba a decir, a María Luisa Guzmán, a la marquesa de los Álamos| y a María Machimbarrena, hermana suya. Precisamente el trío de mujeres que le acompañó antaño a entrevistarse con el Subsecretario del Ministerio de Gracia y Justicia, en tiempos de la monarquía, para indagar sobre el puesto que le tenía reservado don José Martínez de Velasco, con miras a obtener un oficio eclesiástico estable en Madrid. De ese grupo formaba también parte Carolina Carvajal, Dama de Palacio y hermana del Conde de Aguilar de Inestrillas. Carolina era la Dama que intercedió en 1931 ante don Pedro Poveda, secretario del Patriarca de las Indias, el cual ofreció a don Josemaría una Capellanía de Honor honoraria. (Rechazada por el interesado).
Decididamente, el mundo era un pañuelo. Y, para terminar de curarle de sorpresas, sucedió que, estando en casa de los Mirasol, una sobrina de Luz Casanova, la Fundadora del Patronato de Enfermos, le declaró de buenas a primeras que tenía vocación para la Obra. Don Josemaría lo tomó con calma.
La verdad es que no había pasado los Pirineos para hacer vida de sociedad en el País vasco. Aprovechando las visitas recogía, aquí y allá, datos sobre el paradero de personas conocidas. En conferencia telefónica con Bilbao, localizó a tres residentes de Ferraz: Arancibia, Carlos Aresti y Emiliano Amann. En San Sebastián se encontró con Vicente Urcola y con la familia de Joaquín Vega de Seoane, otros dos chicos de San Rafael. Con estos y otros nombres, que fueron saliendo enganchados unos en otros, como las cerezas, don Josemaría recomenzó su fichero apostólico.

Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei (vol. II). Rialp, Madrid, 2002