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26 noviembre 2024

“Tu oración debe ser litúrgica”

26 de noviembre de 1938

Pedro Rodríguez, Camino, edición crítica

86* Tu oración debe ser litúrgica. -ojalá te aficiones a recitar los salmos, y las oraciones del misal, en lugar de oraciones privadas o particulares.

Octavilla re. Segundo semestre de 1938. Una dimensión del «movimiento litúrgico» -muy vivido por Josemaría Escrivá y su entorno-, que en él era un movimiento espontáneo de su espíritu, testificado desde los primeros documentos que se conservan.

Entre los papeles y notas que quedan de los años treinta hay muchos que demuestran la hondura bíblica y litúrgica de su oración. Los salmos, en concreto, llenaban su vida espiritual hasta el extremo que un día escribió en su cuaderno:

«ya no anotaré ningún salmo, porque habría de anotarlos todos, ya que en todos no hay más que maravillas, que el alma ve cuando dios es servido».

Anotar en su cuaderno palabras del evangelio podía llevarle a una «unión» que no podía controlar, como le ocurrió aquel mismo día que apuntó lo de los salmos:

«después de considerar el evangelio anotado anteriormente, me dio el señor tal ímpetu, que anduve por la calle alabándole y en hacimiento de gracias por esos santos evangelios».

Muchas veces, en efecto, esto era en él algo claramente sobrenatural, evidente don de Dios:

«26 de noviembre de 1931 -después de la sta. Misa, hoy, en la acción de gracias y más tarde en la iglesia de los capuchinos de Medinaceli, el señor me ha inundado de gracias. Se cumplió lo del salmo 'inebriabuntur ab ubertate domus tuae: et torrente voluptatis tuae potabis eos' [ps 35, 9]. Lleno de gozo con la voluntad de dios, siento que le he dicho con san Pedro [cfr mt 19, 27]: ecce reliqui omnia et secutus sum te. Y mi corazón se dio cuenta del «centuplum recipies» [cfr mt 19, 29]... Verdaderamente, he vivido el evangelio del día».

En el tenor literal de este punto puede haber una resonancia de este pasaje de Chautard: «la oración por excelencia, el canal preferido de la gracia, es la oración litúrgica, la oración de la misma iglesia, más poderosa que la procedente de personas particulares […] san Alfonso de Ligorio prefería una oración del breviario a cien oraciones privadas o particulares». No olvidemos, por otra parte, que mientras escribía en los meses finales de la guerra civil, el autor preparaba otro libro dedicado a inculcar la piedad litúrgica en los fieles: el devocionario litúrgico.