Página inicio

-

Agenda

16 noviembre 2024

Por fin inician el Paso de los Pirineos

16 de noviembre de 1937

John F. Coverdale, La Fundación del Opus Dei

Su guía, Mateo el Lechero, restableció el contacto el 16 de noviembre de 1937, y les dijo que todo estaba preparado para el 19. Tomarían un autobús hacia un punto que se encontraba a unos 100 kilómetros al noroeste de Barcelona. Allí empezaría su intento de alcanzar Andorra.

Para el primer tramo se dividieron en tres grupos. Escrivá, Albareda y Jiménez Vargas, que eran suficientemente mayores para no levantar demasiadas sospechas, partirían el 19 y tomarían el autobús hasta Oliana, un pueblo a 40 kilómetros de Andorra en línea recta. Casciaro, Botella y Fisac, que estaban en edad militar, y por tanto corrían más riesgo de ser interrogados, tomarían el mismo autobús, pero se bajarían en Sanahuja, a unos 15 kilómetros de Oliana. Seguirían camino campo a través para evitar el control de Basella, ya que allí, debido a la proximidad de Andorra, sus documentos serían rigurosamente inspeccionados. Alvira y Sainz se unirían dos días después para evitar que viajaran juntas demasiadas personas en edad militar, lo cual también habría sido sospechoso.

Escrivá, Albareda y Jiménez Vargas llegaron a Oliana sin problemas. Allí les recogió Antonio Bach Pallarés, un relojero que también era secretario del pueblo, cartero y sacristán de la parroquia. Les condujo a Peramola, a una hora de camino, donde pasarían la noche en un pajar propiedad del alcalde.

El plan previsto era que Casciaro, Botella y Fisac se les unieran una horas después en el granero, pero cuando, poco antes del alba, Bach regresó con su hijo Paco, de 14 años, los tres jóvenes aún no habían llegado. Bach intentó tranquilizar a Escrivá asegurándole que llegarían pronto, pero insistió en que él y sus compañeros debían partir antes de que se hiciera de día. Al amanecer todavía no habían llegado, así que Escrivá dejó una nota esperanzadora, en la que pedía a Casciaro que realizara un dibujo a lápiz de Paco, como prueba de agradecimiento. Partieron hacia Vilaró, a unos 5 kilómetros de distancia. Allí les salió al encuentro Pere Sala, de cincuenta años, con una escopeta de cazador al hombro. Escrivá celebró Misa inmediatamente, a la que asistió la familia de Sala.

Las horas pasaban y Escrivá, Albareda y Jiménez Vargas estaban muy preocupados por la suerte de Casciaro, Botella y Fisac. Hasta la mañana siguiente no supieron que habían alcanzado Peramola la noche anterior y que se les unirían ese día. Escrivá continuó ayunando para poder decir Misa para ellos tan pronto como llegaran.