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26 octubre 2024

Consagración de la Obra al Corazón Sacratísimo de Jesús

26 de octubre de 1952

Inédito, Algunas fechas de la vida de san Josemaría

San Josemaría hace, en la fiesta de Cristo Rey, la Consagración de la Obra al Corazón Sacratísimo de Jesús, en el oratorio-biblioteca del Padre, en Villa Tevere. Poco tiempo antes había pedido a los de Casa en Roma que comenzaran a rezar: ""Cor Iesu sacratissimum, dona nobis pacem", por la paz del mundo, por la paz interior que el mundo no puede dar, y para que esos señores nos dejen en paz...".

Por esta época las necesidades económicas eran tremendas. Contaba don Álvaro en una tertulia en 1982: "El Padre pedía la paz para nuestras almas y la paz ante tantas dificultades que el demonio ponía delante. La Obra se hallaba recién aprobada como Instituto Secular, y ya se veía que aquello no podía ir bien; era una fórmula de compromiso que, como tal, encierra parte de las dos tesis: era como una bomba atómica. El Padre sufría. Era necesario buscar un camino seguro -eso le había encomendado un año antes a la Santísima Virgen- y poder trabajar en paz, sin que nos torciesen la vocación. Pedía también la paz económica, porque entonces andábamos metidos en obras, y no contábamos con nada".

Don Álvaro, en una tertulia en 1977 añadía otros detalles en relación con esta Consagración hecha por el Fundador: "En esta ocasión se reunían todas las dificultades. De una parte, las de orden material que, aunque no nos hacían perder la paz, nos quitaban mucho tiempo. La Obra se encontraba en plena expansión y necesitaba disponer de adecuados instrumentos apostólicos. En Roma, se estaban construyendo los edificios de la sede central, no teníamos dinero, y los apuros económicos eran constantes. Pero, sobre todo, existían obstáculos -mucho más graves- de orden intelectual y espiritual. Eran momentos en los que el Opus Dei se abría fatigosamente camino, y algunos no entendían este fenómeno espiritual y jurídico que el Señor había suscitado en medio del mundo. El diablo estaba empeñando en hacerlos la guerra, moviendo lo que el Padre -con superabundancia de caridad- denominaba la contradicción de los buenos".