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22 de octubre de 1940
Onésimo Díaz, Posguerra
La necesidad imperiosa de encontrar una casa espaciosa y bien situada, donde trasladar a algunos de Jenner y acoger a los que se iban incorporando al Opus Dei en otras ciudades, se vio colmada en el verano de 1940. A finales de julio se firmó el contrato para la casa del Centro de Estudios.
Entre las casas visitadas se eligió una ubicada en la confluen cia de la calle Lagasca con la calle Diego de León, que pasó a ser el segundo centro del Opus Dei en Madrid. Esta vivienda se encontraba en el céntrico barrio de Salamanca, un entramado de calles anchas y rectas y un conjunto de manzanas de considerable tamaño, lugar de residencia tradicional de la burguesía madrileña.
El chalet elegido era propiedad de los herederos del marqués de Donadío, que había mandado construir a principios del siglo xx tres edificios idénticos del mismo estilo arquitectónico en las calles Diego de León, Velázquez y Lagasca, y por este motivo el nuevo centro se le conocía como Donadío. El inmueble disponía de un jardín y contaba con una cocina en el semisótano, un comedor y varios salones en la planta baja, y numerosas habitaciones y salas. Tenía tres alturas y una terraza en la parte superior coronada por una balaustrada con jarrones. La primera y la segunda planta presentaban amplios ventanales separados por grandes sillares almohadillados. La planta baja y la tercera eran de menores proporciones y más sobrias. La entrada estaba por el número 116 de la calle Lagasca, que daba acceso al jardín, y desde ahí se podía entrar por una cancela al edificio. A lo largo del mes de octubre de 1940 se realizó el traslado de parte del mobiliario de Jenner a Donadío. El fundador eligió una habitación como dormitorio y despacho en la tercera planta con tres paredes al exterior, fría en invierno y calurosa en verano.
No obstante, el edificio se había visto afectado por los efec tos de la Guerra Civil. A pesar de su aspecto señorial necesitaba arreglos y mejoras. Inmediatamente, comenzaron los trabajos de instalación, pues el fundador deseaba que se abriera cuan to antes. Pero esto no fue posible, ya que la casa era amplia, de techos altos, y llevaba tiempo sin ser habitada. Zorzano se ocupó de coordinar los trabajos de fontanería, carpintería y electricidad de toda la casa. Las obras se hicieron poco a poco. La calefacción no iba bien, y se tardó mucho tiempo en ponerla en funcionamiento, tras cambiar toda la instalación. Tampoco se dispuso de agua caliente durante varios meses. Los muebles que tenía la casa eran escasos, y se decoró paulatinamente a lo largo del curso 1940-1941.
En una gran habitación de forma ovalada se instaló el ora torio, que no se pudo utilizar inmediatamente hasta que terminaron todo, hasta los últimos detalles. En el mes de octubre de 1940 se mudaron los seis primeros residentes: Portillo, director del nuevo centro, que estaba terminando el último curso de Ingeniería de Caminos y cobraba un sueldo como ayudante de Obras Públicas; y Zorzano, que trabajaba en las oficinas de los ferro carriles del Oeste y era el encargado de los asuntos económicos del Opus Dei. Pocos días después, llegaron Escrivá, Rodríguez Casado, Galarraga y Orlandis.
También en el mes de octubre de 1940 se trasladaron a esta casa la madre y los hermanos del fundador. En una zona de la segunda planta, que gozaba de cierta independencia, se encontraba el cuarto destinado a las dos mujeres.
La presencia de la madre y de la hermana en Jenner y después en Diego de León facilitó el desarrollo del apostolado de las mujeres. Además de dar aire de familia a la residencia de estudiantes y al Centro de Estudios, las dos mujeres acompañaron a las primeras del Opus Dei en estos momentos cuando ellas no tenían un centro o una casa para poder reunirse.