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Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei
Esta mañana, como de costumbre —escribe el día 4—, al marcharme del Convento de Santa Isabel, me acerqué un instante al Sagrario, para despedirme de Jesús diciéndole: Jesús, aquí está tu borrico... Tú verás lo que haces con tu borrico... —Y entendí inmediatamente, sin palabras: "Un borrico fue mi trono en Jerusalem". Este fue el concepto que entendí, con toda claridad.
En esos momentos le asaltó una duda. Con la atención concentrada en el asna de que habla San Mateo, creyó que la locución era una interpretación errónea, acaso diabólica, del evangelio. Tan pronto llegó a casa consultó los evangelios y se sosegó espiritualmente. Jesús entró en Jerusalén montado en un pollino.