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28 de enero de 1932
Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei
Estando a punto de morir una de las Damas, el capellán le suplicó que intercediera por él desde la otra vida: ¡o santo o muerto!
Recuerdo, a veces con cierto temor —escribirá poco después en sus Apuntes íntimos— por si fue tentar a Dios u orgullo, que, estando moribunda Mercedes Reyna [...], sin haberlo pensado de antemano, me ocurrió pedirle, como lo hice, lo siguiente: Mercedes, pida al Señor, desde el cielo, que si no he de ser un sacerdote, no bueno, ¡santo!, se me lleve joven, cuanto antes. Después la misma petición he hecho a dos personas seglares —una señorita y un muchacho—, quienes todos los días en la Comunión renuevan ante el buen Jesús esa aspiración.
Atendió a la Dama en los últimos días de su enfermedad. Luego don Josemaría buscó su protección, y visitaba con frecuencia su tumba. El 31 de julio comenzó una novena, pidiéndole por sus intenciones, yendo, diariamente, a rezar el rosario de rodillas ante la sepultura de Mercedes. La Obra estaba arrancando y el Fundador se sentía movido a darse totalmente, con generosidad, en holocausto, aunque nunca experimentó la menor inclinación a ofrecerse como víctima. El "victimismo" (la elección espectacular del sacrificio, como desdeñando ofrecer a Dios los sufrimientos y pequeñas cruces cotidianas) era algo muy distante de su modo de ser y de pensar; y, en cuanto a no gustarle, ni la palabra misma le agradaba.
Su alma buscaba algo especial que ofrecer, por vía de expiación. Por eso, a los tres días de acabar la novena en el camposanto, por sugerencia espiritual, pidió al Señor, sin titubear, que le despojase de su salud, en acto expiatorio:
El día once de Agosto de 1929, según nota que tomé aquel día en una estampa que llevo en el breviario, mientras daba la bendición con el Santísimo Sacramento en la iglesia del Patronato de Enfermos, sin haberlo pensado de antemano, pedí a Jesús una enfermedad fuerte, dura, para expiación.
Creo que el Señor me lo concedió, añade.
Mercedes Reyna O'Farril es la religiosa de las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón fallecida en olor de santidad. Don Josemaría tuvo intención de escribir una biografía de esta religiosa y estuvo durante algún tiempo recogiendo documentación de la familia de Mercedes. En el Epistolario hay varias cartas a Dª Rosario Reyna de Ribas, hermana de Mercedes (cfr. C 2, 21-VII-29; y también Cartas 3, 4, 5, 6, 8, 9, 11 y 13).
En carta a Rosario Reyna del 28-I-32, al saber que se le reclaman las cartas de Mercedes, pide una prórroga para su trabajo biográfico, cuyo retraso, escribe, se debe a las circunstancias políticas primero; después la quema de conventos, que me obligó a levantar la Casa, saliendo del Patronato; y, finalmente, la dura necesidad de hacer frente a la vida [...]. De otro lado, como los momentos actuales no son propicios para andarse en aventuras editoriales, también esto contribuyó a detenerme en el camino que tenía trazado (C 25, 28-I-32. Como se ve por cartas posteriores (cfr. C 27, 5-II-32; C 29, 17-IV-32, y C 37, 1-X-32), don Josemaría tuvo que devolver los documentos, sin poder trabajar en la biografía de Mercedes Reyna.