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11 de enero de 1938
Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei
Estando en Burgos, el siguiente paso fue encontrar confesor a su medida. El 11 de enero le presentaron a un sacerdote paralítico, don Saturnino Martínez. Le pidió don Josemaría que fuera su confesor. Me entiende perfectamente, dice en una catalina de esa fecha. Y no es difícil comprender por qué congeniaba con don Saturnino:
En la conversación, me hizo gozar, por las alabanzas que dedicó a los Ángeles; y porque participa de la creencia de que los sacerdotes, además del Custodio, por nuestro ministerio, tenemos un Arcángel. Salí de aquella casa, con honda alegría, encomendándome al Relojerico y al Arcángel. Y pensé con seguridad que, si realmente no tengo conmigo a un Arcángel, Jesús acabará por mandármelo, para que mi oración al Arcángel no sea estéril. Hecho un niño, por la calle iba pensando cómo le llamaría. Un poco ridículo parece, pero, cuando se está enamorado de Xto, no hay ridículo que valga: mi Arcángel se llama Amador.