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9 septiembre 2024

Absoluta autonomía de los miembros de la Obra en sus tareas profesionales

9 de septiembre de 1942

François Gondrand, Historia del Opus Dei y de su Fundador

Durante un curso de retiro que el Padre dirige en Diego de León entre el 4 y el 9 de septiembre de 1942, vuelve a afirmar una vez más ante sus hijos, con energía, el principio intangible de la absoluta autonomía de los miembros de la Obra en sus tareas profesionales. Nuestro fin -viene a decirles- consiste en santificarnos para santificar a los demás. Para ello, los únicos medios son la oración, los sacramentos, el sacrificio y un trabajo perseverante y bien hecho. Nuestro fin no es ocupar puestos más o menos relevantes, sean los que sean. Si sois buenos cristianos, si cumplís vuestros deberes con la sociedad y con la patria, si estudiáis y trabajáis con orden y perseverancia, si ejercéis como es debido vuestros derechos y deberes ciudadanos, no será extraño que algunos ocupéis un día puestos importantes. Pero eso será asunto vuestro, no de la Obra. Porque la Obra no facilita empleo a nadie, no ofrece puestos a nadie. En el Opus Dei, no encontraréis más que ayuda espiritual y formación cristiana, el ejemplo de vuestros hermanos mayores -que os estimulará para trabajar de firme- y una predicación que os animará a huir de lo fácil y a complicaros la vida. Pero procurar puestos de trabajo o empujar a algunos a lograrlos, eso nunca, ¡nunca!

El Padre ha pronunciado estas palabras con el vigor que le caracteriza, sobre todo cuando se trata de un punto fundamental de su doctrina. Algo, por otra parte, que sus hijos saben bien y han practicado siempre.

A quienes, ajenos a esta realidad, insinúan que los miembros de la Obra podrían ayudarse mutuamente para lograr puestos relevantes, don Josemaría les responde, con la misma energía, que no es así, que les está prohibido hacerlo y que, además, sería paradójico y estúpido que quien ha renunciado a tantas cosas para seguir a Cristo arriesgase su destino eterno practicando el favoritismo, y, por tanto, faltando a la justicia.

Por otra parte, nada más alejado del espíritu de la Obra que la idea de ghetto, es decir, la tendencia a formar grupitos dentro de la universidad, de un centro de investigación, de una facultad o donde sea. Tal forma de actuar va contra la forma de ser de sus miembros. Jamás hemos constituido -afirma el Fundador- ni constituiremos grupos, del tipo que sean. Lo que nos caracteriza es el abrirnos en abanico, siguiendo cada cual su propio camino, trabajando donde esté y llevando consigo la simiente de Cristo.

El Padre, personalmente, ha empezado por dar ejemplo al aceptar dar clases de deontología en la Escuela de Periodismo de Madrid, inaugurada en 1940. Allí ha encontrado -más que en el Consejo Nacional de Educación, del cual ha sido nombrado miembro ese mismo año, pero que es un cargo más bien honorífico- una oportunidad de impregnar de espíritu cristiano y de una ética profesional rigurosa y dinámica a futuros o actuales periodistas.