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27 julio 2024

Campaña de calumnias en Barcelona

27 de julio de 1940

Inédito. Algunas fechas de la vida de san Josemaría

San Josemaría viaja por primera vez en avión. Hizo el viaje de Madrid a Barcelona con motivo de la instalación del primer Centro de la Obra en esa ciudad: El Palau. Refiriéndose a este vuelo comentaba divertido: "También es cierto (...) que aquellos saludos (gloria in altissimis Deo!), brotaban sentidos y espontáneos sobre las nubes".

Esa misma tarde da por primera vez la meditación a los de Casa y de San Rafael que estaban por ahí y, con eso, se da por inaugurado el Centro. Los asistentes, por falta de sillas -sólo tenían un par de mesas y dos sillas que se compraron para evitar que el Padre viese el piso totalmente desamueblado- se tuvieron que sentar en el suelo encima de unos periódicos.

Anota uno de los asistentes a la meditación: "La palabra del Padre nos comunicó fuego con el que mantener vivo el incendio de Amor, que el Señor con su infinita bondad quiso que se provocase en nosotros".

Estaba comenzando la labor en Barcelona y casi inmediatamente comenzó una campaña de calumnias y acusaciones muy fuertes contra la Obra y el Fundador. Se decía que la excomunión de el Padre no podía tardar en llegar. San Josemaría contaba: "fueron unos años especialmente despiadados, en los que fui la escupidera de todo el mundo". Refiriéndose a esos años de persecución en Barcelona, decía: "De mí decían que era un hereje. Lo propalaban ciertas personas, que iban como locos de casa en casa, hablando con los padres de los chicos que acudían a un Centro de la Obra. Hubo familias que echaron del hogar a sus hijos, por no querer perder la vocación ni separarse de don Josemaría, como me llamaban... Luego, con el paso de los años, muchos de esos padres han venido a verme, llorando, para pedir perdón de rodillas. A mí me daba mucha pena. Les respondía: no tengo nada que perdonaros. Os engañaron; vosotros defendíais el alma de vuestros hijos".

Don Álvaro recordaba: "¡Qué momentos tan duros! ¡qué soledad la del Padre! Recuerdo ahora aquella carta del Fundador, en la que prohibía que ni entre nosotros mismos hablásemos de lo que estaba ocurriendo. Era un clamor en toda España".

Una vez, llegó una carta brevísima del Padre al Palau: "¡Que Jesús bendiga a mis hijos del Palau! Spe gaudentes, in tribulatione patientes, orationi instantes. Os abraza. Mariano". Decía: "Nos insultaban desde los púlpitos y confesonarios. En un colegio de monjas llegaron a quemar Camino delante de las alumnas, como si se tratase de un libro herético. Fue una persecución violentísima". El Padre indicó que, en aquellas circunstancias no se hiciera un proselitismo intenso.

Don Álvaro recordaba: En Barcelona, en el piso que llamaban El Palau había una cruz de palo bastante grande. Algunas personas comenzaron a propalar que hacíamos sacrificios humanos, que crucificábamos gente. ¡Parece mentira que pueda pensarse una cosa así! Pero lo dijeron". San Josemaría mandó cambiar la cruz por otra más pequeña y fue entonces cuando pidió a don Leopoldo Eijo y Garay que concediera indulgencias a todos aquellos que besaran la cruz de palo.

El 21-V-1941, el Padre hizo un viaje a Barcelona -de incógnito- y se hospedó en la casa de un sacerdote amigo suyo que era el que confesaba a los de la Obra que había entonces en Barcelona. Contaba refiriéndose a este viaje: "Antes de ir a Barcelona, el Nuncio me aconsejó: vaya con nombre supuesto... Algún día os divertiréis mucho, conociendo episodios de nuestra historia interna. Vosotros no sabéis, por ejemplo, que el gobernador de una gran ciudad dio orden de meterme en la cárcel en cuanto pusiera los pies allí. Tuve que ir con nombre supuesto. No era mala persona, pero le engañaban". Como se hospedaba en casa de ese amigo suyo sacerdote: "tenía que ir a aquella casa (El Palau) cuando ya era un poquito tarde, a las diez y media o las once de la noche, porque había gente dispuesta a armar jaleo".