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24 de julio de 1937
Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei
El 24 de julio de 1937, a los doce meses de haberse incautado los anarquistas de la Residencia de Ferraz (ahora inhabitable, pues tenía un nuevo impacto de proyectil en el tercer piso y otro en el tejado), enviaba Isidoro por escrito al Fundador sus reflexiones sobre el año transcurrido: «Dice Juan (Jiménez Vargas), y con razón —admite Isidoro—, que hay que rectificar con hechos las barbaridades que se han cometido en este año pasado. Soy el primero en reconocerlo». Punto de vista con el que estaba plenamente de acuerdo con ambos el Fundador al comentarles: Es que hemos sido, durante un año, demasiado candorosos. Las experiencias acumuladas con motivo de la evacuación les confirmaron que estaban en manos de Dios, según escribió ese mismo día a Lola Fisac:
¿La marcha de Josemaría? ¡Quién sabe! Como no lo arregle D. Manuel, que es tan influyente, con el cónsul de su país, va para largo. Ya te dije otra vez, que es el cuento de la buena pipa.
También en ello estaba de acuerdo Isidoro, que informaba a Pedro Casciaro sobre este asunto: «unas veces parece que su evacuación se toca con las manos y otras hay que ver las posibilidades con telescopio de gran aumento. Ahora estamos, en una fase telescópica». En suma, habían sido tantos los intentos fallidos en sus tratos con el mundo diplomático que el abuelo, desengañado, estaba dispuesto a abandonar la Legación de Honduras como fuese. Impaciente por ocuparse del negocio —hacer su apostolado—, incluso se fijó un plazo: A fines de mes —a primeros de agosto— será cosa de salir, sin vacilar.