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20 de junio de 1957
Inédito, Algunas fechas de la vida de San Josemaría
Dos meses antes de que muriera (el 23 de abril), por indicación de el Padre, don Álvaro le había dado a conocer la opinión de los médicos acerca de lo incurable de su enfermedad. Ella bromeaba después diciendo: "Álvaro me ha comunicado ya la ´sentencia´...".
San Josemaría comentó: "Recibió la noticia de que moriría, hace dos meses, como una persona santa del Opus Dei; así me lo dijo Álvaro, que fue quien se lo comunicó a mi hermana".
Contaba el Padre: "Sólo dos horas antes de morir, estaba yo allí de rodillas, pidiendo su curación. Hemos rezado mucho juntos. El martes por la mañana comencé a darle la Extrema Unción, y me eché a llorar como un bendito. Entonces se revistió don Álvaro, y continuó la administración del sacramento. Yo me sentía humillado; pensaba: ¡qué mal ejemplo he dado a este grupo de hijos. En cambio, le dije: "Carmen, tus restos estarán junto a los míos... Y se puso muy contenta, muy contenta".
Cuando trasladaron los restos de Tía Carmen a la Cripta de Santa María de la Paz el día 23 el Padre comentó a los de Casa: "Mientras bajan los restos de mi hermana, quiero deciros unas palabras. Nos ha enseñado cómo se vive y cómo se muere en el Opus Dei: sin hacer ruido, desapareciendo, sin que nadie se enterara aparte de nosotros, que estábamos muy cerca (...) No tuvo miedo a la vida, ni tampoco el más mínimo temor a la muerte: éste es el espíritu del Opus Dei (...) Ha muerto ofreciendo todos sus sufrimientos por la Obra, por sus sobrinas y sus sobrinos".
También en otra tertulia (21-XI-1959) contaba san Josemaría: "Antes de morir, le dije que la enterraríamos aquí, en la sottocripta. Y se le ocurrió comentar: "oye, si va Santiago, que tenga cuidado, porque aquello está muy frío". Estaban a su lado, conmigo, don Álvaro, don Javier y el doctor Pastor, que le tomaba el pulso. También estaban presentes Numerarias y Numerarias Auxiliares. Bien se había merecido esa compañía. Yo lloré como un niño, a escondidas, ante el Sagrario, hasta que murió, porque veía que se nos acababa otro tiempo histórico, porque quería muchísimo a mi hermana...". Y continuaba contando: "Enseguida que murió, bajé al oratorio, para celebrar la primera Misa en sufragio por su alma... Encomendadla, ofreced oraciones por ella, pero yo estoy seguro de que ya goza de Dios; ma propio certo: completamente seguro..".
Poco después del 26-VI-1975, don Álvaro encontró un sobre de puño y letra de san Josemaría que decía: "para abrir después de mi muerte". Don Álvaro contó que en aquel sobre había una carta en la que el Padre contaba qué había sucedido en aquella Misa. Don Álvaro lo explicó así: "Antes de comenzar la Santa Misa, le vino la idea de pedir un signo de que Carmen estaba en el Cielo, pero la rechazó inmediatamente. Pensó: esto es tentar a Dios, no lo puedo pedir. Y empezó la Misa. Llegó el Memento de vivos y estuvo rezando mucho tiempo, pero no se acordó de Carmen para nada. Se dio cuenta cuando ya lo había terminado: - No he rezado por Carmen; lo haré en el Memento de difuntos. Y al llegar a ese Memento, también estuvo mucho tiempo rezando, pero volvió a olvidarse de Tía Carmen. Continuó celebrando la Misa y, durante la acción de gracias, pensó: ésta es la respuesta de Dios. Tuve la tentación de pedir un signo de que mi hermana estaba en el Cielo, luego me he arrepentido y he pedido perdón, y el Señor es tan bueno que me lo ha dado. Porque no es lógico que celebre la Misa por el alma de mi hermana y me olvide completamente de ella. Esto significa que no necesita de sufragios. Y sintió dentro de sí esa sensación inefable del dedo de Dios, que toca lo más íntimo de alma: sí, Carmen está en el Cielo".
Al día siguiente de esa Misa, en una tertulia con los alumnos del Colegio Romano, sin hacer ninguna alusión expresa a lo que había sucedido en la Misa del día anterior, el Padre comentó: "He venido para que vierais que el Padre está a-le-gre, con-ten-to -dijo marcando cada sílaba-, con el gozo del Espíritu Santo... Sí, hijos míos, me tenéis que dar la enhorabuena. Carmen se encuentra ya en el Cielo...".
El día 23 fueron depositados sus restos en la Sotto Cripta de Santa María de la Paz en Villa Tevere.