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14 julio 2024

San Francisco de Solano, apóstol de los indios del Perú, Lima, 1610

Francisco Solano, llamado "el Taumaturgo del nuevo mundo", por la cantidad de prodigios y milagros
que obtuvo en Sudamérica, nació en 1549, en Montilla, Andalucía, España. Estudió con los Jesuitas, pero
entró a la comunidad Franciscana porque le atraían mucho la pobreza y la vida tan sacrificada de los
religiosos de San Francisco.

Cuando llegó a Andalucía la peste del tifo negro, San Buenaventura se contagió y murió luego se contagió
también Francisco y creyó que ya le había llegado la hora de partir para la eternidad, pero luego, de la
manera más inesperada, quedó curado. Con eso se dio cuenta de que Dios lo tenía para obras apostólicas
todavía más difíciles.

Pidió a sus superiores que lo enviaran de misionero al Africa, pero no fue aceptada su petición. Poco
después, el rey Felipe II pidió a los franciscanos que enviaran misioneros a Sudamérica. Finalmente y para
alegría suya, Francisco fue el elegido para la misión de extender la religión en estas tierras.

Fray Francisco Solano recorrió el continente americano durante 20 años predicando, especialmente a los
indios. Pero su viaje más largo fue el que tuvo que hacer a pie, con incontables peligros y sufrimientos, desde
Lima hasta Tucumán (Argentina) y hasta las pampas y el Chaco Paraguayo. Más de 3,000 kilómetros y sin
ninguna comodidad. Sólo confiando en Dios y movido por el deseo de salvar almas. Fray Francisco llegaba a
las tribus más guerreras e indómitas y aunque al principio lo recibían al son de batalla, después de
predicarles por unos minutos con un crucifijo en la mano, conseguía que todos empezaran a escucharle con
un corazón dócil y que se hicieran bautizar por centenares y miles.

Estando el santo predicando en La Rioja (Argentina) llegó la voz de que se acercaban millares de indios
salvajes a atacar la población. El peligro era sumamente grande, todos se dispusieron a la defensa, pero Fray
Francisco salió con su crucifijo en la mano y se colocó frente a los guerreros atacantes y de tal manera les
habló (logrando que lo entendieran muy bien en su propio idioma) que los indígenas desistieron del ataque y
poco después aceptaron ser evangelizados y bautizados en la religión católica.

El Padre Solano tenía una hermosa voz y sabía tocar muy bien el violín y la guitarra. Y en los sitios que
visitaba divertía muy alegremente a sus oyentes con sus alegres canciones. Un día llegó a un convento donde
los religiosos eran demasiado serios y recordando el espíritu de San Francisco de Asís que era vivir siempre
interior y exteriormente alegres, se puso a cantarles y hasta a danzar tan jocosamente que aquellos frailes
terminaron todos cantando, riendo y hasta bailando en honor del Señor Dios.

San Francisco Solano misionó por más de 14 años por el Chaco Paraguayo, por Uruguay, el Río de la
Plata, Santa Fe y Córdoba de Argentina, siempre a pie, convirtiendo innumerables indígenas y también
muchísimos colonos españoles. Su paso por cada ciudad o campo, era un renacer del fervor religioso. Un día
en el pueblo llamado San Miguel, estaban en un toreo, y el toro feroz se salió del corral y empezó a cornear
sin compasión por las calles. Llamaron al santo y éste se le enfrentó calmadamente al terrible animal. Y la
gente vio con admiración que el bravísimo toro se le acercaba a Fray Francisco y le lamía las manos y se
dejaba llevar por él otra vez al corral.

Por orden de sus superiores, Fray Francisco pasó sus últimos días en la ciudad de Lima predicando y
convirtiendo pecadores. Murió en su habitación el 14 de julio de 1610. Se dice que durante toda esa noche, la
gente pudo ver una rara iluminación brotar de la habitación.

http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=119