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Fuente: Archidiócesis de Madrid
>b>Fundador de la Orden de Calatrava
Martirologio Romano: En la villa de Ciruelos, en la región española de Castilla la Nueva, san
Raimundo, abad de Fitero, que fundó la Orden de Calatrava y trabajó en favor de la cristiandad (c. 1160).
Fecha de canonización: 1719 por el Papa Clemente XI
Abad del monasterio cisterciense de Fitero en Navarra, y fundador de la Orden militar de Calatrava.
Se llamaba Raymundo Sierra o Raymond Serrat. Aunque documentalmente no puede probarse, lo más
probable es que naciera en Saint Gaudens de Garona, en Francia, y que la época fue a comienzos del siglo
XII. Algunos autores sitúan su nacimiento en Tarazona (Aragón), y otros afirman que fue en Barcelona.
Aparece como canónigo en Tarazona, atestiguado documentalmente por testimonio de su primer obispo,
Don Miguel, monje benedictino. De aquí pasó a monje del monasterio cisterciense de Nuestra Señora de
Sacala Dei, en Gascuña, y de ahí fue enviado como prior a la nueva fundación que Don Bernardo determinó
hacer en España.
Se asentaron los nuevos monjes en el monte que llaman Yerga, con consentimiento del rey. En 1140
Alfonso VII les donó la villa de Nienzabas que había quedado asolada por los moros; aquí fundaron el
monasterio de Nienzabas del que fue abad Raymundo a la muerte de Durando, alrededor del año 1144. Lo
eligieron abad por la fama que tenía de santo y taumaturgo. Con el título y oficio de abad aparece ya en la
escritura del 1146, al donar el rey al monasterio los dominios de Serna de Cervera y Baños de Tudescón,
actuales balnearios de Fitero.
En 1148 asistió al capítulo general de la orden del Císter, en calidad de abad; en ese concilio estuvo
presente el papa Eugenio III, que también era cisterciense.
Raymundo trasladó ese mismo año el monasterio al mejor sitio de Castejón, recibió la donación real del
castillo de Tulungen y, en la heredad donada por Don Pedro Tizón y su esposa Doña Toda, fundó en 1150 el
de Santa María de Fitero del que será el primer abad.
Diego de Velázquez es un monje que en tiempo pasado fue soldado y amigo del rey Sancho.
Raymundo y él se encuentran en Toledo el año 1158. Diego ha escuchado al rey el gran peligro que corre
la plaza de Calatrava confiada años atrás por Alfonso VII a los Templarios, pero que ahora está casi
desguarnecida que es por el momento la llave estratégica de Toledo. El peligro es grande por la proximidad
de los almohades. Raymundo y Diego piden al rey la defensa de la plaza y con los monjes traídos de Fitero
más un ejército formado por campesinos y artesanos consiguen defender la plaza y ahuyentar a los moros. En
premio, el rey Sancho III les concede el dominio de Calatrava donde Raymundo funda el mismo año la
Orden mitad monjes obedientes al toque de la campana, mitad soldados obedientes al toque de la trompeta
que fue aprobada posteriormente por el papa Alejandro III, por bula de 25 de setiembre de 1164, cuando ya
había muerto su fundador.
Raymundo murió en 1163 en Ciruelos y allí se enterró. En 1471 se trasladaron sus restos al monasterio
cisterciense de Monte León de Toledo y, desde el siglo XIX, las reliquias del santo se encuentran en la
catedral de Toledo.
Si los creyentes actuales quisiéramos imponer nuestra santa fe con la violencia, ya tendríamos que
empezar por gestionar quién quisiera vendernos una bomba de hidrógeno; pero ese supuesto sería
irreconciliable con la dignidad de las personas y el respeto a su dignidad, seríamos calificados
inmediatamente de fanáticos y fundamentalistas; habríamos ciertamente perdido el norte de la
caridad que califica a los cristianos como auténticos discípulos de Cristo, y nuestro modo de
hacer supondría una renuncia total a los postulados de la convivencia democrática.
Desde luego, habríamos dejado de confiar en los medios de siempre oración, mortificación y buen ejemplo
para ser sembradores de paz y de alegría que es el vehículo normal de transmisión de la fe, siempre don del
Espíritu Santo. Pero, aunque hoy nos pueda parecer impropio de un santo vivir con la espada en la mano por
la mañana y en oración adorante por la noche, la historia es así; juzgar los hechos pasados con la mentalidad
actual es caer en un anacronismo.