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La primera aparición de la Medalla Milagrosa tuvo lugar el 27 de Noviembre de 1830, un sábado víspera
del primer domingo de Adviento, en París, justo en la capilla de la casa central de las Hijas de la Caridad, a
una religiosa llamada Catalina Labouré. El padre Aladel, confesor de la vidente, fue quien insertó el relato en
el proceso canónico siete años más tarde.
"A las cinco de la tarde, estando las Hijas de la Caridad haciendo oraciones, la Virgen Santísima se mostró
a una hermana en un retablo de forma oval. La Reina de los cielos estaba de pie sobre el globo terráqueo, con
vestido blanco y manto azul. Tenía en sus benditas manos unos como diamantes, de los cuales salían, en
forma de hacecillos, rayos muy resplandecientes, que caían sobre la tierra... También vio en la parte superior
del retablo escritas en caracteres de oro estas palabras: ¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por nosotros
que recurrimos a Vos. Las cuales palabras formaban un semicírculo que, pasando sobre la cabeza de la
Virgen, terminaba a la altura de sus manos virginales. En esto volvióse el retablo, y en su reverso viose la
letra M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, y debajo los corazones de Jesús y de
María... Luego oyó estas palabras: Es preciso acuñar una medalla según este modelo; cuantos la llevaren
puesta, teniendo aplicadas indulgencias, y devotamente rezaren esta súplica, alcanzarán especial protección
de la madre de Dios. E inmediatamente desapareció la visión".
Esta visión se repitió algunas veces, durante la Misa y durante la oración, siempre en la rue du Bac, de
París, cerca de la parada de "Metro" Sèvre-Babylone, detrás de los grandes almacenes "Au Bon Marché"
donde está el edificio de las Hijas de la Caridad, en la capilla rectangular y sin estilo definido similar a las
miles que existen en las casas religiosas.
¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Fuente: Archidiócesis de Madrid