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24 noviembre 2024

Santas Flora y María, que murieron en Córdoba, martirizadas por los musulmanes, 851

San Andrés Dung-Lac, presbítero, y compañeros mártires. Durante el siglo XVI y los siguientes, el pueblo
del Vietnam escuchó el mensaje evangélico, predicado, en primer lugar, por misioneros pertenecientes a
diferentes Órdenes religiosas. El pueblo vietnamita recibe la predicación de los misioneros con gran piedad y
alegría. Pero no tardó en sobrevenir la persecución. Durante los siglos XVII, XVIII y XIX muchos
vietnamitas fueron martirizados, entre los cuales se cuentan obispos, presbíteros, religiosos y religiosas,
catequistas de uno y otro sexo y hombres y mujeres laicos de distintas condiciones sociales.


SANTAS FLORA Y MARÍA, MÁRTIRES (+ 851)

Etimología: Flora = Aquella que es una bella doncella adornada con una flor, es de origien latino.

María = Aquella que es excelsa - la amada por Dios, es de origen hebreo.

Los martirologios de Adón, Usuardo, Maurolico, del obispo Equilino y el Romano hacen memoria de
estas dos vírgenes mártires de Córdoba lo que hace pensar en la repercusión que debió tener el doble martirio
en toda la España del siglo IX y explicar la rápida difusión de su culto.

Flora es hija de madre cristiana y padre musulmán. Fue educada por su madre desde pequeña en el amor a
Jesucristo y aprendió de sus labios el valor relativo de las cosas de este mundo. Tiene un hermano —
musulmán fanático— que la denuncia como cristiana en la presencia del cadí. Allí es azotada cruelmente
para hacerla renegar, pero se mantiene firme en la fe. El cadí la pone bajo la custodia de su hermano que
ahora tiene el encargo de la autoridad para hacerla cambiar de actitud. Soporta todas las vejaciones y ultrajes
a que la somete su hermano siempre con la intención de pervertirla.

María es hija de cristianos que han puesto a su hijo Walabonso bajo la custodia de un sacerdote con el
encargo de educarlo en un monasterio; mientras ella entra en el cenobio de Cuteclara. Muerto mártir su
hermano, se dirige ahora a la iglesia de san Acisclo después de haber tomado una firme resolución.

Las dos jóvenes coinciden a los pies de san Acisclo. El saludo de la paz les ha facilitado abrirse
mutuamente las almas y se encuentran en comunión de sentimientos, deseos y resoluciones. Se juran amistad
para siempre, una caridad que dura hasta el Cielo.

Se encaminan con valentía al palacio del cadí y hacen ante él pública profesión de fe cristiana.

Encarceladas junto con prostitutas y gente de mal vivir, son condenadas por los jueces a morir
decapitadas, no sin el consuelo, ánimo y bendición de san Eulogio que las conoció. Hecha la señal de la cruz,
primero será la cabeza de Flora la cortada por el alfanje, después rueda la de María. Sus cuerpos quedan
expuestos, para disuasión de cristianos y demostración de poder musulmán, a las aves y los perros. Al día
siguiente los arrojaron al Guadalquivir.

Sus cabezas se depositaron en la iglesia de san Acisclo.

http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=735