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Casiano era un maestro de escuela que enseñaba a los niños de Imola a leer y escribir. Imola es una ciudad
de Italia que dista unos cuarenta kilómetros de Ravena. Durante una furiosa persecución contra los
cristianos, Casiano fue hecho prisionero y compareció ante el gobernador de la provincia. Como se negase a
ofrecer sacrificios a los dioses, el bárbaro juez, al saber que era maestro de escuela, mandó que sus propios
discípulos le matasen con sus «estilos», pues en aquella época se escribía sobre tabletas de cera con «estilos»
o plumas de acero. Un extremo del estilo era puntiagudo y el otro romo para poder borrar lo que se escribía.
Acudieron doscientos discípulos de Casiano, «que le odiaban porque era su profesor». Los guardias
desnudaron al condenado y algunos de los discípulos le lanzaron a la cara las tabletas, los estilos y las
navajas; otros le desgarraron el cuerpo con las navajas; otros le clavaron los estilos en el cuerpo y aun se
divirtieron bárbaramente al grabar letras en su piel. san Casiano, cubierto de sangre y herido en todo el
cuerpo, todavía tuvo el valor de decir a los perversos alumnos que no tuviesen miedo y le golpeasen con
mayor fuerza. Con ello no quería exhortarlos al pecado, sino manifestar su deseo de morir por Cristo. Los
cristianos de Imola se encargaron de sepultarle. Prudencio refiere que, de camino a Roma, visitó la tumba del
mártir y pidió ahí a Dios perdón por sus pecados; también describe una pintura que estaba sobre el altar y
representaba la cruel muerte del mártir en la forma en que él la narra en sus versos.
La pasión del mártir, que se halla en el Sanctuarium de Mobricio (vol. VIII), no es probablemente más que
una traducción en prosa del poema de Prudencio (Peristephanon, IX). El detalle de la intervención de los
discípulos en el martirio es probablemente una reminiscencia de un incidente de Apuleyo (cf. P. Franchi de
Cavalieri, Hagiographica, p. 131), y recuerda en forma muy sospechosa el martirio de san Marcos de
Aretusa. Pero no se puede dudar razonablemente de la existencia de san Casiano de Imola. Véase Lanzoni,
Le Leggende di S. Cassiano d'Imola (1913); Didaskaleion, vol. III (1925), pp. 1.44; y Delehaye en
Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum, pp. 440-441. En la tradición popular -y así lo reflejan
algunos santorales- es considerado obispo. La imagen es reproducción de un grabado holandés del siglo
XVII de Jan Luiken.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI.