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23 mayo 2024

San Juan Bautista de Rossi, Roma, 1764

Juan Bautista de Rossi representa el triunfo de la voluntad sobre la fragilidad física, del generoso empeño
apostólico sobre los obstáculos de la enfermedad. A pesar de su doble enfermedad, la epilepsia y una
enfermedad de los ojos, multiplicó el trabajo cotidiano en beneficio de los pobres de la ciudad de Roma y de
los recogidos en los hospicios. Había nacido en Voltaggio, provincia de Génova, el 22 de febrero de 1698,
pero a los trece años se estableció definitivamente en Roma, en casa de un primo sacerdote, canónigo de
Santa María en Cosmedin, para poder estudiar en el colegio romano de los jesuitas. En 1714 siguió los
estudios eclesiásticos, y terminó los estudios de teología con los dominicos.

Fue ordenado sacerdote el 8 de marzo de 1721, pero desde antes ya había comenzado su intenso
apostolado. Antes de su ordenación había dirigido varios grupos de estudiantes, y de esta experiencia nació
la idea de la fundación de la Pía Unión de Sacerdotes Seculares, anexa al hospicio de San Gala que él dirigió
y que, durante más de dos siglos, hasta 1935, contó con los mejores nombres del clero romano, algunos de
los cuales llegaron al honor de los altares.

Además del hospicio de San Gala, no suyo (había sido fundado por Marco Antonio Anastasio Odescalchi,
primo de Inocencio XI) y sólo para hombres, quiso ampliar el radio de su apostolado fundando el hospicio
para mujeres, dedicado a san Luis Gonzaga, su santo predilecto. Ayudado por su confesor, el siervo de Dios
Francisco María Galluzzi, a pesar de su delicada salud redobló su actividad. Parecía omnipresente en
cualquier parte en donde había que animar, instruir, socorrer, a cualquier hora del día o de la noche.

No era raro verlo en las plazuelas romanas improvisar un sermón entre los desocupados o por la noche
cuando la gente regresaba del trabajo.

La simpatía que despertaba entre la gente humilde de los barrios atraía a su confesonario largas filas de
penitentes. Era, efectivamente, un maestro de espiritualidad y en cualquier parte donde promovía una
iniciativa, imprimía un ritmo de santo fervor.

Cuando fue elegido canónigo de Santa María en Cosmedin, quedó dispensado de la obligación del coro
para poderse dedicar con más libertad a sus compromisos apostólicos. En los últimos meses de su vida, la
gravedad de la enfermedad lo sometió a un verdadero calvario.

Murió el 23 de mayo de 1764, y fue beatificado por Pío IX, que había sido sucesor en la dirección de la
Pía Unión de los Sacerdotes Seculares de San Gala. León XIII lo canonizó el 8 de diciembre de 1881.

http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=678