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9 marzo 2024

Santa Francisca Romana

Fundadora de las oblatas de San Benito, 1440.

Esposa, madre, viuda y apóstol seglar

Martirologio Romano: Santa Francisca, religiosa, que, casada aún adolescente, vivió cuarenta años en
matrimonio y fue excelente esposa y madre de familia, admirable por su piedad, humildad y paciencia. En
tiempos calamitosos distribuyó sus bienes entre los pobres, asistió a los atribulados y, al quedar viuda, se
retiró a vivir entre las oblatas que ella había reunido bajo la Regla de san Benito, en Roma. († 1440)

Fecha de canonización: 29 de mayo de 1608 siendo Papa Pablo V

Francisca Bussa de Buxis de Leoni nació en Roma en el año 1384. Era de una familia noble y rica y,
aunque aspiraba a la vida monástica, tuvo que aceptar, como era la costumbre, la elección que por ella
habían hecho sus padres.

Rara vez un matrimonio así combinado tiene éxito; pero el de Francisca lo tuvo. La joven esposa, sólo
tenía trece años, se fue a vivir a casa del marido, Lorenzo de Ponziani, también rico y noble como ella. Con
sencillez aceptó los grandes dones de la vida, el amor del esposo, sus títulos de nobleza, sus riquezas, los tres
hijos que tuvo a quienes amó tiernamente y dedicó todos sus cuidados; y con la misma sencillez y firmeza
aceptó quedar privada de ellos.

El primer gran dolor fue la muerte de un hijo, poco después murió el otro, renovando así la herida de su
corazón que todavía sangraba. En ese tiempo Roma sufría los ataques del cisma de Occidente por la
presencia de los antipapas. A uno de los pontífices, Alejandro V, le hizo la guerra el rey de Nápoles,
Ladislao, que invadió Roma dos veces. La guerra tocó de cerca también a Francisca pues hirieron al marido
y, al único hijo que le quedaba, se lo llevaron como rehén. Todas estas desgracias no lograron doblegar su
ánimo apoyado por la presencia misteriosa pero eficaz de su Ángel guardián.

Su palacio parecía meta obligada para todos los más necesitados. Fue generosa con todos y distribuía sus
bienes para aliviar las tribulaciones de los demás, sin dejar nada para sí. Para poder ampliar su radio de
acción caritativa, fundó en 1425 la congregación de las Oblatas Olivetanas de santa María la Nueva,
llamadas también Oblatas de Tor de Specchi. A los tres años de la muerte del marido, emitió los votos en la
congregación que ella misma había fundado, y tomó el nombre de Romana. Murió el 9 de marzo de 1440.
Sus restos mortales fueron expuestos durante tres días en la iglesia de santa María la Nueva, que después
llevaría su nombre. Tan unánime fue el tributo de devoción que le rindieron los romanos que, según una
crónica del tiempo, se habla de que toda la ciudad de Roma acudió a rendirle el extremo saludo. Fue
canonizada en 1608.