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Fundadora de la Orden de la Santísima Anunciación de la Santa Virgen María
Martirologio Romano: En Bourges, de Aquitania, santa Juana de Valois, que siendo reina de Francia, al
ser declarado nulo su matrimonio con Luis XII se dedicó a servir a Dios, cultivando una especial piedad
hacia la Santa Cruz y fundando la Orden de la Santísima Anunciación de la Santa Virgen María (1505)
Fecha de canonización: 28 de mayo de 1950 por el Papa Pío XII.
No por ser hija del rey de Francia iba a pasarlo muy bien en su vida; más bien se puede asegurar todo lo
contrario. El conjunto de su existencia fue una mezcla de los sufrimientos más amargos a los que puede estar
abocada una persona. Ni querida, ni rica, ni agasajada -como suele hacerse con los príncipes y princesas- ni
galanes, ni fiestas palaciegas. Más bien todo lo contrario. Fue despreciada por su padre el rey por desencanto
al esperar un hijo varón y nacerle una hembra. Peor asunto cuando se descubre que a su condición de mujer
se añade la fealdad de rostro y, por si fuera poco, hay que añadir la incipiente cojera. «Una cosa así» hay que
sacarla de la Corte de los Valois. Será el castillo de Linières su sitio para aprender a bordar. Allí pasará una
vida monótona y solitaria sin volver a ver a su madre, Carlota de Saboya, desde los cinco años.
Luis XI es, aunque Valois, un tirano, dueño de vidas y haciendas. Ha querido casar a su hija Juana con
Luis de Orleáns porque eso sí entra dentro de su juego y engranajes políticos. Ya lo tiene todo dispuesto. Los
Orleáns se niegan a emparentar con la fea, coja y jorobada maltrecha Juana; pero las amenazas de muerte por
parte del enojadizo rey son cosa seria y el matrimonio de celebra el 8 de setiembre de 1476 en la capilla de
Montrichard, aunque el novio ni hable ni mire a la novia. A partir de este acontecimiento, sólo hay visitas del
esposo a la malquerida mujer cuando lo manda el rey.
El duque Luis de Orleáns -el esposo de paja- es levantisco; da con sus huesos en la cárcel por rebeldía y la
buena esposa despreciada intercede por él ante su hermano, el nuevo rey Carlos VIII. Inesperadamente sube
al trono francés el duque de Orleáns por la muerte repentina de Carlos. Ahora es el rey Luis XII y
precipitadamente consigue la anulación del matrimonio.
Ya Juana no es reina, sólo duquesa de Berry. Retirada en Bourges funda la Orden de la Anunciación que
honre a la Virgen María, aprenda de ella las virtudes y se desviva por los pobres. Es el año 1504 cuando ella
hace su propia profesión para morir en santidad el año 1505. La canonización solemne será en Pentecostés
del 1950.
Con añadido de matices y divergencias uno piensa si la verdad de esta vida es susceptible de ser narrada
como una real versión de «cenicienta». Hay reyes, príncipes y palacios; abundan los desprecios más que
duraderos, notables y bien sufridos; el final es feliz en ambos, si bien el del cuento termina aquí mientras que
el verdadero es más radiante; un hada madrina -con varita mágica- hizo un papel fugaz en tanto que la
Virgen María prestó su ayuda eficaz.