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23 enero 2024

San lldefonso, Obispo de Toledo, 667; doctor de la Iglesia visigoda.

Martirologio Romano: En la ciudad de Toledo, en la Hispania Tarraconensis (hoy España), san
Ildefonso, que fue monje y rector de su cenobio, y después elegido obispo. Autor fecundo de libros y de
textos litúrgicos, se distinguió por su gran devoción hacia la santísima Virgen María, Madre de Dios (667).


Etimología: Ildefonso = Aquel que esta listo para la batalla, es de origen germánico.

Para reconstruir su biografía, además de los datos contenidos en sus obras, disponemos principalmente del
Beati Ildephonsi Elogium de San Julián de Toledo, contemporáneo suyo y segundo sucesor en la sede
toledana, escrita como apéndice al De viris illustribus (PL 96,43-44). La Vita vel gesta S. Ildephonsi Sedis
Toletanae Episcopi, atribuida a Cixila, obispo de Toledo ca. 774-783 (PL 96,44-88; Flórez, V,501-520),
donde se mencionan por primera vez los milagros de su vida y la Vita Ildephonsi Archiepiscopi Toletani de
fray Rodrigo Manuel Cerratense, s. XIII (Flórez V,521-525), añaden al Elogium tradiciones posteriores con
tinte legendario.

Nacido en el 607, durante el reinado de Witerico en Toledo,de estirpe germánica, era miembro de una de
las distintas familias regias visigodas. Según una tradición que recoge Nicolás Antonio (Bibliotheca Hispana
Vetus, PL 96,11), fue sobrino del obispo de Toledo San Eugenio III, quien comenzó su educación. Por el
estilo de sus escritos y por los juicios emitidos en su De viris illustribus sobre los personajes que menciona,
se deduce que recibió una brillante formación literaria. Según su propio testimonio fue ordenado de diácono
(ca. 632-633) por Eladio, obispo de Toledo (De vir. ill. 7: PL 96,202). En un pasaje interpolado del Elogium,
se dice que siendo aún muy niño, ingresó en el monasterio Agaliense, en los arrabales de Toledo, contra la
voluntad de sus padres. Más adelanté se afirma que «se deleitaba con la vida de los monjes», frase que debe
interpretarse siguiendo a Flórez (V,276) en el sentido de que desde niño se inclinó al estado religioso.
Ildefonso estuvo muy vinculado a este monasterio, como él mismo recuerda al hablar de Eladio, y como se
deduce del De vir. ill. con el que pretende exaltar la sede toledana y quizá mostrar el papel privilegiado que
correspondía al monasterio Agaliense. Estando ya en el monasterio, funda un convento de religiosas
dotándolo con los bienes que hereda, y en fecha desconocida (650?), es elegido abad. Firma entre los abades
en los Concilios VIII y IX de Toledo, no encontrándose su firma, en cambio, en el X (656). Muerto el obispo
Eugenio III es elegido obispo de Toledo el a. 657, y según el Elogium obligado a ocupar su sede por el rey
Recesvinto. En la correspondencia mantenida con Quirico, obispo de Barcelona, se lamenta de las
dificultades de su época. A ellas atribuye el Elogium que dejase incompletos algunos escritos.

Muere el 667, siendo sepultado en la iglesia de Santa Leocadia de Toledo, y posteriormente trasladado a
Zamora. Su fiesta se celebra el 23 de enero.

Es patrón de la ciudad Zamora, en cuya Iglesia Arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, reposan sus
restos; de Toledo y de Herreruela de Oropesa, en la misma provincia, donde sus fiestas se celebran cada año
con bastante fervor. También es el santo patrón de la ciudad de Mairena del Aljarafe en la provincia de
Sevilla. La Orden de Caballeros Cubicularios se encarga de la custodia de sus reliquias en la citada iglesia
zamorana.

Milagro del encuentro con la Virgen

La noche del 18 de diciembre del 665 San Ildefonso junto con sus clérigos y algunos otros, fueron a la
iglesia, para cantar himnos en honor a la Virgen María. Encontraron la capilla brillando con una luz tan
deslumbrante, que sintieron temor. Todos huyeron excepto Ildefonso y sus dos diáconos. Estos entraron y se
acercaron al altar. Ante ellos se encontraba la Virgen María, sentada en la silla del obispo, rodeada por una
compañía de vírgenes entonando cantos celestiales. María al ir hizo una seña con la cabeza para que se
acercara. Habiendo obedecido, ella fijó sus ojos sobre él y dijo: "Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe
esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería." Habiendo dicho esto, la Virgen misma lo invistió,
dándole las instrucciones de usarla solamente en los días festivos designados en su honor.

Esta aparición y la casulla fueron pruebas tan claras, que el concilio de Toledo ordenó un día de fiesta
especial para perpetuar su memoria. El evento aparece documentado en el Acta Sanctorum como El
Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición. La importancia que adquiere este hecho
milagroso sucedido en plena Hispania Ghotorum y transmitido ininterrumpidamente a lo largo de los siglos
ha sido muy grande para Toledo y su catedral. Los árabes, durante la dominación musulmana, al convertirse
la Basílica cristiana en Mezquita respetaron escrupulosamente este lugar y la piedra allí situada por tratarse
de un espacio sagrado relacionado con la Virgen Maria a quien se venera en el Corán. Esta circunstancia
permite afirmar que el milagro era conocido antes de la invasión musulmana y que no se trata de una de las
muchas historias piadosas medievales que brotaron de la fantasía popular. En la catedral los peregrinos
pueden aun venerar la piedra en que la Virgen Santísima puso sus pies cuando se le apareció a San Ildefonso.