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13 agosto 2026

Mateo 18, 21-29

Mateo 18, 21-29

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?". Jesús le contestó: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete".
Y les propuso esta parábola: "Se parece el Reino de los cielos a un rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía tres mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo". El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: "Págame lo que me debes". El compañero, arrodillándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré".
Pero él se negó, y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?". Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano". Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

***

1º. «Jesús, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano?
¿Tiene cupo la capacidad de perdonar?
Sí, tiene cupo: el mismo que la capacidad de amar.
Si amo poco, tendré poca capacidad de perdonar; si amo mucho, tendré mucha.
Por eso, esta misma pregunta te la podría haber hecho así: ¿cuánto he de amar a mi hermano?
Tu respuesta es clara: Amaos los unos a los otros como Yo os he amado (Juan 13,34), es decir, sin medida, que simbólicamente expresas con la frase: hasta setenta veces siete.
En la parábola hay algo que no cuadra: el siervo que debía diez mil talentos pide paciencia hasta que pueda devolver todo el dinero.
Pero el señor, compadecido de aquel siervo, lo mandó soltar y le perdonó la deuda.
El siervo pedía paciencia, pero Tú le perdonas todo lo que debía.
Así te comportas conmigo cuando me perdonas mis pecados sin más mérito por mi parte que confesarme y cumplir una pequeña penitencia, en nada proporcional a lo que debería pagar por mis culpas.
Si Tú, Jesús, te comportas así conmigo, ¿cómo voy a ser yo capaz de pedir cuentas a nadie?
Que tenga siempre presente tu reproche: ¿No deblas tú también tener compasión de ti compañero, como yo la he tenido de ti?

2º.Te quejas de que no es comprensivo... -Yo tengo la certeza de que hace lo posible por entenderte. Pero tú, ¿cuándo te esforzarás un poquito por comprenderle?. (Surco.-759).
A veces siento que alguien no me comprende: mis padres, un amigo o un compañero de trabajo.
Y entonces respondo con la indiferencia, o con detalles irritantes y palabras cortantes.
Y no me paro a pensar si la otra persona se estará esforzando por acercarse a mí, y tal vez soy yo el que estoy cerrado.
Jesús, hoy me pides que sepa comprender y disculpar al prójimo, pues es también una exigencia del amor.
Además, cuanto más intente comprender a los demás -poniéndome en su lugar-, más me comprenderán ellos a mí.
El Salvador crucificado, no pudiendo absolutamente excusar el pecado de los que le habían puesto en la cruz, trata sin embargo de aminorar la malicia, alegando su ignorancia. Cuando no podamos nosotros excusar el pecado, juzguémosle a lo menos digno de compasión, atribuyéndolo a la causa más tolerante que pueda aplicársele, como lo es la ignorancia o la flaqueza (San Francisco de Sales).
Ayúdame, Jesús, a saber perdonar de corazón, es decir, sin amargura; comprendiendo la situación del que me ha ofendido o creo que me ha ofendido y, a lo mejor, sólo intentaba ayudarme.
PABLO CARDONA