Página inicio

-

Agenda

10 julio 2026

No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre

Mateo 10,16-23

«Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, cautos como las serpientes y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas, y seréis llevados ante los gobernadores y reyes por causa mía, para que deis testimonio ante ellos y los gentiles. Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué habéis de hablar; porque en aquel momento os será dado lo que habéis de decir. Pues no sois vosotros los que vais a hablar, sino el Espíritu de vuestro Padre quien hablará en vosotros. Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres para hacerles morir. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero quien persevere hasta el fin, ése será salvo. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; en verdad os digo que no acabaréis las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del Hombre.»

***

“Mirad que Yo os envío como ovejas en medio de lobos”. Jesús nos anima a hacer el bien. La violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida.

Jesús nos previene de las dificultades, somos “ovejas en medio de lobos”. La vida del cristiano, muchas veces, no es sencilla, conlleva sufrimiento, dolor, contradicción. Hoy día, nos movemos en un ambiente que no es cristiano, igual que en tiempos de los apóstoles. Pero el ambiente no puede ser una excusa para no evangelizar.

Ante esta situación, Jesús nos da la receta: dar testimonio. Tantas veces, los cristianos nos vemos cohibidos por un ambiente adverso que nos sirve como excusa para no evangelizar. Jesús conoce que nos envía a los lobos, aun así, nos alienta a ser testigos suyos.

Ante esta situación, Jesús nos anima a hacer el bien. La violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. San Josemaría, decía “tenemos que ahogar el mal en abundancia de bien” (864 Surco).

Jesús nos anima a confiar en el Espíritu Santo, sin miedo a ir contracorriente. Es una gracia que debemos pedir al Señor. Ser coherentes, vivir como cristianos.

Ante esta aparente paradoja que supone ser ovejas en medio de lobos, Jesús nos hace mirar más allá. El cristiano es oveja, pero cuenta con la ayuda del Espíritu Santo, cuenta con la ayuda de la gracia. Y Dios puede más que cualquier manada de lobos.

En los momentos en que perdamos la visión positiva y nos sintamos abatidos por el mal del mundo o de nuestra vida, dirijamos nuestra oración al Cielo y mantengamos la confianza en que Dios ha vencido al mundo.