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La Conmemoración de todos los Fieles Difuntos
Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: "Eloí, Eloí, lamá sabaktaní". (Que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?") Algunos de los presentes, al oírlo, decían: "Mira, está llamando a Elías." Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo." Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: "Realmente este hombre era Hijo de Dios."
[Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?" Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: "No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron."]
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Existen unas verdades que, más pronto o más tarde, todos experimentaremos.
Son: la muerte, el juicio, el cielo y el infierno.
Solemos tener dificultades en pensar en ellas, porque:
+la vida moderna no ayuda a reflexionar, y menos a largo plazo,
+porque son realidades que no suelen resultar muy agradables.
1ª. LA MUERTE:
La muerte es un hecho inexorable que a todos nos llegará.
Y la incógnita es que no sabemos cuándo, ni cómo, ni dónde.
Y con la muerte:
+Se acaba el tiempo de merecer: después nadie puede cambiar nada.
+Lo dejamos todo: solo nos seguirán nuestras obras. Entramos en la eternidad.
+Con la muerte culminará nuestra entrega a la Voluntad de Dios.
Lecciones:
1ª. No distraernos con relación a nuestro último fin: Son aquellas palabras sencillas que aprendimos en el catecismo: El hombre fue creado para conocer, amar y servir a Dios en esta vida, y después verle y gozar de Él en el Cielo.
2ª. La condición de vida que tendremos en la eternidad depende de cómo hayamos encauzado nuestra vida terrena en relación con Dios.
3ª. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día (Juan 6,54). Creer en Cristo y recibir su Cuerpo es la mejor garantía de salvación.
Cuando Cristo se convierte en el centro de nuestra vida, todo adquiere sentido: el dolor, la alegría, la salud, la enfermedad, la misma muerte.
Apartarnos de Cristo es como querer mantenernos en un callejón sin salida.
4ª. Hay que saber descubrir el valor del tiempo: La vida es breve.
Buscar un trato más asiduo con el Señor: Oración y lectura del Evangelio, en la frecuencia de Sacramentos...
2ª. EL JUICIO:
Después de la muerte tendrá lugar el juicio: El alma será juzgada por Dios.
Sin olvidar que Dios es Padre y nos ama con amor divino, debemos meditar frecuentemente que Dios es también Justo.
Y la justicia supone dar a cada uno lo que le corresponde, lo que cada uno se ha ganado con su forma de vivir.
Lecciones:
1ª. Si Dios nos tiene que pedir cuentas de todos nuestros actos es porque hay una ley que tenemos que conocer y cumplir.
Y esta ley no la crea el hombre sino que la recibe de Dios.
Y esa Ley son los Mandamientos.
2ª. La confesión frecuente como adelanto del juicio particular: El examen de conciencia nos lleva a un conocimiento cada vez más cierto de nuestros pecados, mortales o veniales, de nuestras faltas e imperfecciones.
3ª. EL INFIERNO:
Hoy nos hemos pasado a un relativismo en la moral, subjetivismo, relativismo en el pecado, del infierno...
Incluso se pone en duda la realidad de su existencia. Se ha llegado a negar su existencia.
El infierno es el estado de las almas que se han apartado Dios.
Quince veces hace referencia Cristo a este lugar en el Evangelio.
Lecciones:
1ª. Salir cuanto antes de la situación de pecado.
Es asombroso la forma de actuar de muchas personas: vivir habitualmente en pecado, como si supieran qué día y a qué hora van a morir.
2ª. Saber valorar la gracia santificante: La gracia es lo que da categoría a las personas, lo que da valor, lo que nos hace gratos a los ojos de Dios, la que salva.
4ª. EL CIELO:
El Magisterio de la Iglesia nos dice que las almas en estado de gracia, después de ser purificadas, al entrar en el Cielo, ven claramente a Dios como es en Sí mismo, de una manera más o menos perfecta según la diversidad de sus méritos.
Jesús nos habla en muchos pasajes del Evangelio de la felicidad que nos espera en el cielo.
Lección:
1ª. Si el amor, aún el amor humano, da tantos consuelos aquí, ¿qué será el Amor en el Cielo? (Camino.- 428).
El pensamiento del cielo debe animarnos en nuestra lucha diaria.
Estamos llamados a la gloria del Cielo.
Y si no conseguimos el Cielo ¿para qué vale esta vida?
PABLO CARDONA