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12 junio 2025

Comieron todos y se saciaron

Lucas 9, 11b-17

En aquel tiempo, Jesús se puso hablaba a la gente del reino de Dios y sanaba a los que tenían necesidad de curación.
El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron:
«Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado». Él les contestó:
«Dadles vosotros de comer». Ellos replicaron:
«No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente». Porque eran unos cinco mil hombres.
Entonces dijo a sus discípulos:
«Haced que se echen sienten en grupos de unos cincuenta cada uno». Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos.
Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.

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El Pastor en la custodia
Me han preguntado si no será irreverente detener la procesión del Corpus en la plaza del centro comercial a la una y media de la tarde, mientras cientos de personas están sentadas en las terrazas de los bares tomando el aperitivo, y realizar allí una estación a Jesús sacramentado.
No es irreverente, es maravilloso. Porque es precisamente allí, donde los hombres comen y beben, donde debemos mostrarles el Pan de vida, el alimento que sacia sin cansar. Cuando elevo la custodia sobre todas esas mesas y todas esas gentes, me siento el más distinguido de los camareros. Miro a mi alrededor, y veo cómo algunos se levantan de las sillas, dejan aparte cerveza y calamares, y se santiguan con reverencia. Otros, ya sabe usted, otra de gambas y qué pesados son los curas.
Pero en todos queda el recuerdo. Y, en quienes quieran aceptarlo, el mensaje de que a Cristo le importan, y así ha querido abandonar el sagrario para ir Él a donde están los que no van donde está Él. En la custodia lo siento como un pastor que sale a buscar a las ovejas perdidas.
¡Sal con Él! No faltes hoy a la procesión del Corpus Christi.