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Juan 16,12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
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¡Acuérdate!
Mañana es un gran día. Yo que tú, para no olvidarme, crearía un recordatorio en el teléfono que te avise, mañana por la mañana, de que comienza el decenario al Espíritu Santo. Si eres de memoria frágil, configúralo para que te lo recuerde cada mañana durante diez días, hasta Pentecostés.
Porque el Espíritu vendrá con especial fuerza sobre aquellos que lo hayan invocado con fervor. Y tengo el presentimiento de que, este año, el Paráclito va a venir con una fuerza enorme; sin alboroto, pero con la dulzura de la brisa y la potencia del huracán perfectamente mezcladas en un soplo.
El Espíritu hablará de lo que oye, porque nos revelará la intimidad de la Trinidad beatísima. Y comunicará lo que está por venir/b>, porque será prenda del Cielo, que llenará el alma con la esperanza de los bienes futuros.
Él nos guiará hasta la verdad plena, porque la verdad plena es Cristo, y Él nos esconderá en el corazón del Salvador. Dice el Señor: Él recibirá de lo mío y os lo anunciará, porque tomará los sentimientos del corazón de Cristo, y empapará con ellos el corazón del cristiano.
¿Ves cuántos motivos para hacer bien el decenario? ¡Mañana comenzamos!